Peleas escolares: conflicto de todos

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Pupitre al Fondo

Por: Blanca F. Góngora

Una pelea entre estudiantes de la secundaria Corona Morfín fue compartida en redes sociales y en algunos periódicos digitales en días pasados. En el post, la persona que comparte el video dice que espera que ahora que hay evidencia, las autoridades educativas actúen. El post denota hartazgo e incredulidad, y dice además que lamenta profundamente el desinterés de las autoridades educativas. No sé si la queja tenga un antecedente, si la persona ya había recurrido a las autoridades educativas  y habían hecho caso omiso (de verdad lo dudo), pero me inclino a pensar que  las autoridades hicieron su función y aprovecho para enfatizar que mucho de lo que sucede después de la escuela, de verdad que ya no está del todo en  manos de dichas autoridades.

Desconocemos  la totalidad de la información, pero lo que sí es una verdad abrumadora  es  que las riñas escolares se han incrementado (como se ha incrementado la violencia familiar y  la violencia social, madre de todos los males) pero las escuelas secundarias pueden dar fe de que no hay día de clases sin que haya algún tipo de intervención positiva para mediar asuntos de acoso e indisciplina escolar, es más, la jornada escolar invierte gran parte de su tiempo en tratar estas problemáticas.  No dudo en que las autoridades escolares estén haciendo lo suyo, más bien dudo  si la sociedad en general  y los padres de familia en particular, estén cumpliendo con la parte medular que les corresponde.

En muchas escuelas existe la problemática de que hay grandes cantidades de alumnos con padres ausentes (que poco apoyan a sus hijos en sus procesos de aprendizaje, que no asisten a la escuela si no es por llamados oficiales a reunión, que no colaboran con la escuela, es más, que incluso están a la defensiva cuando se les invita), posiblemente no porque ellos así lo quieran, sino porque las circunstancias económicas y laborales no les permiten más acercamiento con la escuela de sus hijos. Los padres de familia van a marchas forzadas a las reuniones que convoca la escuela y siempre están “relojeando” y con desgano mientras dura la reunión, y para colmo de males, coincide en que  los padres que menos tienen comunicación con la escuela son aquellos cuyos hijos cuentan con más bajo aprovechamiento, con más graves problemas de conducta, y con mayores índices de ausentismo.

La escuela sigue haciendo su lucha, los maestros siguen interviniendo: platicando, moderando, explicitando, guiando, concientizando, etc., pero los docentes no pueden solos, los docentes ocupan que los padres de familia recuperen su rol y se den cuenta que sin su  presencia y apoyo, la escuela se verá cada vez más desarmada para ganar esa gran batalla que es la educación formativa y con valores para nuestra juventud. No podemos irresponsablemente culpar a la escuela, debemos unirnos a ella pues la escuela somos todos y sus aciertos o conflictos también nos pertenecen.

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