PARACAÍDAS

0

Nacho Peralta, 208 días

Por: Rogelio Guedea

Si consideramos, como lo fue, que el gobierno de Nacho Peralta empezó realmente el día primero de noviembre de 2015, fecha en la que tomó protesta como gobernador interino Ramón Pérez Díaz con un gabinete casi completamente de cuño nachoperaltista (con su evidente influencia fernandista), entonces es un error considerar que su gobierno cumplió cien días. No cumplió cien días, sino 208, al día de hoy. Este tiempo no le ha sido suficiente al gobernador Nacho Peralta para darle a su gestión lo que se considera el aspecto más importante de toda gobernanza: su sello personal. En parte cooptado por un pasado priista del que parece no poder desprenderse (conformado por políticos de anacrónicas mañas y manías, como le pasa a Peña Nieto con Salinas de Gortari, lo que ha tenido un costo muy alto para su administración, cuya aceptación social cayó a un preocupante 30%), pero también en parte, como consecuencia lógica, impedido de conformar, salvo contadas excepciones, un gabinete puramente suyo, la administración de Nacho Peralta no ha siquiera despegado del suelo. Es más: como la mayoría de sus cercanos colaboradores, ahora está de espaldas a la pared, encañonada por una violencia que se les ha salido de las manos, y para la cual la autoridad correspondiente no ha presentado una estrategia apropiada y nadie sabe si en realidad exista. Una gráfica muy ilustrativa que apareció en las redes sociales muestra muy bien el incremento desorbitado de la violencia de las tres últimas gestiones (sin considerar que la de Ramón Pérez Díaz era inmanente a la actual): mientras que en la gestión de Mario Anguiano el promedio de crímenes por mes era de 11.3, en el de Nacho Peralta aumentó a 56.3, lo que ha puesto a Colima en el primer lugar a nivel nacional en homicidios dolosos. Cualquier otra problemática podría ocultarse (y ni tanto, porque ahí están ya a la luz pública las más de 1500 tarjetas con las que presuntamente se paga una nómina secreta ahora cercana a los 70 millones de pesos), pero los más de doscientos muertos no han dejado duda del retroceso que ha habido en la seguridad de nuestro estado. Si a esto agregamos la dura inconformidad de cientos de priistas que se sienten defraudados del actuar gubernamental, la estabilidad del mandatario se tambalea, de ahí que también la armonía y paz social colimense esté haciendo estragos. Seguir culpando a la administración anguianista, e incluso a la cavacista, de todos los males actuales es una bisagra que ya dio de sí. De hecho, hay quienes empiezan a decir (no sin un dejo de serio convencimiento) de que estábamos mejor cuando supuestamente estábamos peor. Dadas las circunstancias, el gobernador Nacho Peralta tiene una sola vía para lograr salir a flote y, por extensión, poner a flote a la sociedad colimense: tiene que desmarcarse del fernandismo que tanto le afecta a su estilo personal de gobernar, debe poner un muro con Diario de Colima (cuyo dueño y tío suyo se regodea con su actitud de co-gobernador) y tiene que empezar a hacer cambios en su gabinete, porque hay secretarías que, debido a su nulo o precario trabajo, parecen ya no existir. El mandatario estatal prometió que viviríamos felices y seguros: seguimos a la espera.

[email protected]

www.rogelioguedea.com

@rogelioguedea