MORENA SIGUE EN FIESTA (La oposición, agrietada, sin agenda de cambio)

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana.

En la actualidad política del país hay una idea recurrente sobre la suerte de los partidos como es la aceptación en uno de los partidos más fuertes, el Pan, de que poco tiene que hacer en la elección del año entrante en seis estados, sino hasta para más allá, el 2024. Tal reconocimiento, que huele a drama anticipado, tuvo como actor de reparto a su propio presidente Marko Cortés, quien armado de franqueza confió que su partido está tan maltrecho que poco podrá hacer frente a la aplanadora que es hoy Morena.

Como era natural, todo mundo se jala de los cabellos ahí y casi sacrifica a Marko porque su afirmación toca fibras sensibles del panismo y desanima la lucha política a su interior. Es más, al saberse tal veredicto, ¿ quién querrá jugar con esas siglas sabiendo que le espera la derrota? ¿Quién los querrá de aliados si se dan por vencidos antes de las escaramuzas electorales?

Los que conocen el triperío de Acción Nacional, como los gobernadores y dirigentes a lo largo del país, expresaron su indignación porque su dirigente vaticinó anticipadamente y por segura la derrota electoral, por lo que no han dudado en pedir su renuncia no obstante que recién lo eligieron para un período nuevo.

¿En qué se basó Marko para hacer su vaticinio? Seguramente en que el Pan arrastra mala fama desde que se encaramó en la presidencia y dio resultados magros e insuficientes para revalidar el poder. La gente refiere 12 años perdidos de 2000 a 2012. En la anterior elección se llevó, junto al Pri y el Prd, para variar, una verdadera paliza y ni tomó las placas del trailer que lo atropelló (Morena).

Otra razón poderosa es que a día de hoy carece de figuras que logren despertar la ilusión en la sociedad o cierto optimismo. La figura más conocida es la del atribulado Ricardo Anaya que parece ser perseguido por la máxima autoridad del país. No está descartado para el 2024, sin embargo, y aparece como puntero en la carrera.

Hay quienes se preguntan en el Pan qué pasó para que un dirigente tan desabrido como Marko ocupara el mismo lugar en la dirigencia que el ideólogo Carlos Castillo Peraza ( Universal 5 de noviembre). El investigador Alberto Aziz, por ejemplo, argumentó que la democracia ahí es una vacilada porque las contiendas están “ secuestradas” por los panistas que controlan el padrón de militantes y es por ello que Marko pudo reelegirse sin competidores al frente al no generar un mensaje de confianza en los procedimientos internos. Además,” el Pan carece de trabajo político que le permita constituirse como una oferta ideológica- programática frente al gobierno de Amlo, y no cuenta con un diagnóstico interno sobre los errores o las derrotas que le ayuden a reposicionarse.

Pero hay otro factor que no inspira en los electores: la existencia de caciques adinerados al estilo Pri o Prd. En las entidades se han constituido verdaderas mafias con sus caciques al frente que negocian posiciones y se benefician de arreglos con los gobernantes de turno. Tales malandrines, hasta empresarios son. Precisamente, en Colima, está por realizarse la renovación del mando partidista  y su despreciado cacique ( por los electores, no por mi) , que ha logrado amasar un buen patrimonio gracias a las representaciones regaladas sin haber ganado ninguna en las urnas, se apresta a burlarse una vez más de sus militantes valiéndose de mil argucias imponiendo a una mujer de sus confianzas en la dirigencia estatal. Cree que su dinero lo puede todo, pero que yo sepa el Pan no es un partido de pobres.

Ante la debilidad panista se alza, pues, la prevalencia de Morena como opción no solo para el año entrante sino para el 2024. El obradorismo trae mucha cuerda y si no ocurre algo trascendente que mengue su fuerza, estaríamos asistiendo a seis años más de Morena a partir de aquella fecha. Morena ha aprendido a valorar numerosos sucesos ( la boda en Guatemala de Santiago Nieto y la renuncia no pedida de la secretaria de Turismo del gobierno de la ciudad de México), para reparar posibles daños a la imagen del régimen. Evita así que se le acumulen pasivos políticos, aunque sigue apostando por algunos corruptos del pasado como Bartlett, y se resiste a enjuiciar exgobernadores.

Además, la oposición está más que nerviosa por estos días tras la valoración de los líderes de Morena de que ganará seis de las seis gubernaturas en juego el año que viene. Sería catastrófico para la menguada oposición a Morena ver cómo esta formación le arrebata todo el botín sin hacer nada por evitarlo. Entraríamos así (casi) a la época del partido único, una verdadera calamidad para el desarrollo democrático.

Por ello, urge que se recomponga la oposición; primeramente, que los dinosaurios de todos los partidos, que son como sanguijuelas, se hagan a un lado y no se interpongan ante la fuerza de las nuevas generaciones. Un partido arcaico, inmóvil, sin oferta política real, en estos tiempos, está destinado a perder una y otra vez.

Tienen que hacer un trabajo consistente, interpretar sentimientos y deseos de los mexicanos más urgidos de bienestar e influir en la agenda nacional para hacer menos dolorosa la desigualdad y la injusticia. No digo que le copien a Morena, pero pueden hacerlo, si gustan. Solo que no tendrán con qué. . . . . .