MORENA: GUERRA SIN CUARTEL

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

No cabe duda que el poder causa incontables estropicios cuando quienes lo practican a altos niveles por primera vez se alejan de la realidad  social y son  incapaces para hacer esa labor generosa y patriótica de servir a sus conciudadanos. A lo largo y ancho del país, Morena, el movimiento progresista que llevó al poder a López Obrador, luce fracturado por las ambiciones que numerosos  políticos exhiben y que no están por el país sino por sus intereses personales, aunque digan lo contrario. No en balde Amlo ha dicho que es factible su desafiliación  de Morena por  estar él  fracasando en frenar la codicia que amenaza con ahogar las aspiraciones de su  4T.  

Desde el principio del régimen actual, se abrió la lucha a su interior y al exterior con el nombramiento de delegados administrativos en todo el país  por parte de Amlo, quien no se imaginó que desataría una crisis que está exhibiendo manejos turbios e  insolvencias que no permiten a Morena estar a la altura de las expectativas del tabasqueño. Y este Movimiento se ha recrudecido con la renovación de su dirigencia nacional cuyo proceso ha sido anulado por inconfiable de parte del TEPJF y con la selección de consejeros estatales que presuntamente irían  a la asamblea nacional. Los participantes, por cierto, no han intuido el dedazo presidencial a favor de doña Bertha Luján. 

En los cargos de delegados  se colaron primeramente, desde luego, los amigos del presidente, los que anduvieron en luchas pasadas en el Prd o quienes lo apoyaron en su largo periplo dándole apoyo moral o recursos económicos. Esos son ganadores. Pero también se anotaron malandrines, gente sin escrúpulos que todavía hoy hacen y deshacen en sus cargos aprovechando toda situación para favorecer a sus aliados de cara a futuras elecciones. En Veracruz, son de escándalo las adquisiciones sin subastas.

La Secretaría de la Función Pública tiene harta chamba investigando hoy a súper delegados que se fueron con todo y hebra en la búsqueda de poderes más elevados. Y es aquí donde encontramos que diputados federales de Morena denunciaron ante la Fepade  y Fiscalía General de la República a dos súper delegados – Colima y Tamaulipas  y al coordinador general de programas para el desarrollo que presuntamente habría dado instrucciones para favorecer a los grupos políticos de algunos  representantes estatales a través del uso ilegal de programas sociales. Pero se advierte que todo pasa por una lucha de egos, esencialmente. 

Una acusación  hacia esos personajes es por el supuesto uso de recursos  para “coaccionar” el proceso de renovación de la dirigencia del partido. “Relájense”, les habría respondido a sus críticos Indira Vizcaíno recientemente al considerar que sus denuncias son mal intencionadas porque pretenden dañar su imagen pública de cara al 2021. Ha dicho que todo tiene en regla y  algo más o menos así: que para lo que está limpio no se necesita jabón.

Escéptico como soy respecto a la aplicación de la ley en asuntos que se politizan, observo muy difícil que avance la gestión de esas denuncias contra los súper delegados. Todos tienen la bendición del mesías tropical que  ve en ellos algunos potenciales gobernadores (as).  Sería sorpresa que ocurriera la destitución de algunos de esos diez representantes  denunciados, pero si agarran a  Amlo de mal humor cuando tenga que decidir la suerte de alguno, todo es posible. Cuando más, intuyo, les dará un jalón de orejas por mal portados y uno que otro besito.

Amlo ha reiterado que Morena no quiere incurrir en conductas ilegales, en practicar la medicina que el sistema le aplicó a sus organizaciones  durante sus años de lucha, y es por ello que no permitirá políticas clientelares, de suyo interesadas y abusivas. Yo dudo esto último, pero le concedo el patrocinio de la duda. Cuando no se tiene el poder, dijo un día el malandrín barbón Diego Fernández de Ceballos, es muy fácil ser honestos.  

Morena está pues ante su primera prueba difícil en el país y en los estados. Se está exhibiendo como un Movimiento sin brújula, copado por las ambiciones de personajes que durante muchos años lucharon contra el sistema priísta y que hoy, al haberse alcanzado el poder presidencial,  lo último  que harían sería bajarse del automotor victorioso. 

Apenas comienza la película en la que el movimiento Morena es el sujeto principal, tras el  primer actor tabasqueño. Que nadie se sorprenda con los encuentros nada amistosos de los morenistas, eso ocurre en todos los partidos cuando buscan el poder.  Ya el pueblo dictaminará en las elecciones siguientes si está de acuerdo con su proceder o le pone un hasta aquí por su conducta anómala.