MITOS Y MITOTES

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PRIMER AÑO DE GOBIERNO MUNICIPAL

Por: Florencio Llamas Acosta*

Han pasado doce meses desde que los diez ayuntamientos colimenses tomaron protesta en sus respectivos municipios, y a un año de gobierno la vida sigue igual. El 15 de octubre se cubrió el primer tercio sin pena ni gloria, pasando desapercibido en la opinión pública, ni las propias autoridades lo festejaron pues los gobiernos locales siguen sufriendo los mismos problemas estructurales con que recibieron, sin que se vea el menor esfuerzo de los cabildos, del poder legislativo y del gobierno del estado por construir una agenda integral que permita a los municipios salir de la crisis en la que se encuentran y darles la viabilidad necesaria para poder desarrollar a plenitud las responsabilidades que la ley les establece.

Recordemos que la constitución estatal en su artículo 88 deja en claro que “El Ayuntamiento es depositario de la función pública municipal y constituye la primera instancia de gobierno, con el propósito de recoger y atender las necesidades colectivas y sociales, así como para articular y promover el desarrollo integral y sustentable del municipio.”

Sin embargo, lejos de ser articuladores y promotores del desarrollo integral y sustentable de su municipio,  les ha ganado la inercia y se han enfocado a atender lo inmediato olvidando lo importante, pues la cotidianidad ha sido quien ha marcado su agenda, de tal suerte  que hasta hoy los ayuntamientos con el overol de bombero están más preocupados por apagar fuegos y participando en eventos ordinarios, dejando de lado la atención de la solución de los graves problemas estructurales que impiden viabilidad al municipio.

Los ayuntamientos siguen sufriendo la incapacidad financiera para “atender las necesidades colectivas y sociales” y son deficientes prestadores de los servicios públicos municipales, reduciendo su función a ser pagadores de la abultada nómina del personal sindicalizado, con un manejo inadecuado del personal de sindicalizado y de confianza, en el que los incrementos salariales y prestaciones no se ven traducidos en mejor desempeño y atención a la población.  La ausencia de un escrupuloso cuidado del gasto público y el ineficiente cobro de los impuestos municipales que fomentan la cultura del no pago en los usuarios de los servicios, hacen que los alcaldes continúen quejándose de la falta de recursos y se mantengan esperanzados a las ayudas federales y estatales para hacer la obra pública que la población requiere y garantizar la seguridad pública que la población demanda.

Recordemos que el alcalde de Coquimatlàn en el mes de septiembre entró en conflicto con el sindicato por no poder cubrir sus prestaciones, Manzanillo ha demandado a Pemex por adeudar 5 millones de pesos por concepto de predial, por su parte Cómala está esperanzado a que el gobierno federal pueda reconstruir el camino a la Becerrera. De la misma forma Villa de Álvarez ha anunciado que pedirá 21 millones de pesos para el pago de los aguinaldos y Cuauhtémoc en la semana públicamente solicitó al gobierno estatal patrullas pues la 5 que tiene son insuficientes para garantizar la seguridad pública de su población.

Los municipios no pueden seguir ignorando sus problemas que los hacen ser una bomba de tiempo, por ello al ser el nivel gobierno más cercano a la gente y teniendo como función sustantiva la prestación de servicios públicos básicos es necesario resolver de forma integral y fuera de disputas partidistas. ¿O usted como lo piensa?

 

 

*Maestro en Ciencia Política y Administración Pública. Catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Colima.

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