MELY ES CONFIABLE ( Si eleva su discurso a nivel crítico, avanzará más)

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 TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

He pensado siempre que un buen político tiene que ser previamente un buen administrador para que pueda sortear los problemas de una gobernación eficaz y de carencia de recursos suficientes, porque es difícil que sin serlo  genere la confianza exigida. Así como el experto en medicina tiene que ser antes que nada un buen matemático, un servidor público  debe   aplicar sus conocimientos y su  experiencia para manejar el dinero de los ciudadanos con absoluta escrupulosidad.

En esta época de campaña electoral los antecedentes vinculados a ese tipo de tareas cuentan y mucho. La aspirante a la candidatura por el Pri, Pan y Prd, Mely Romero, fungió como tesorera del Ayuntamiento de Cuauhtémoc, en lo que fue para ella un entrenamiento financiero que  le ayudó después en su desempeño como subsecretaria de Sagarpa. En su municipio, se destacó por la forma efectiva en que manejó las finanzas, lo que la llevó rápidamente a ser electa como diputada local. Y en Sagarpa, administró recursos y programas sin mayores contratiempos.

A Mely no se le hizo ni se le hace bolas el engrudo en el manejo de los presupuestos porque a sus licenciaturas  en Contabilidad Pública  y educación secundaria especializada sumó una maestría en educación matemática  ( la cereza del pastel ) obtenida en la universidad de Nueva York,  según reporta Wikipedia. Es decir, está preparada para administrar  fondos del Estado. Es de alta confiabilidad. Y en su papel de diputada local presidió diversas comisiones que le hicieron ganar más experiencia. ​

Estas últimas tareas legislativas  cumplidas de Mely comprueban sus capacidades para una gobernación confiable si es aprobada en las elecciones venideras. No la comparo con ninguna otra mujer porque son odiosas tales prácticas, pero sí hago notar sus atributos porque son básicos en la  gobernación. Los ciudadanos exigen en los gobiernos a personas con buenos antecedentes, capacitadas, organizadas, honradas; en resumen, que sepan lo que hacen y porqué lo hacen en un contexto de transparencia.

La elección de junio se dilucidará en una lucha entre personas, al margen de las historias positivas o negativas o del poderío de cada partido aliancista. Es que la maniobra de los partidos se convirtió en un tema de verdadera grosería, en un mercadeo vergonzante que mantiene desesperanzada a una sociedad que exige gobiernos, cada tres y seis años,  que actúen en apego a lo que ofrecen en campaña los candidatos.  Y para colmo, esta etapa electoral se ha convertido en zona de políticos chapulines. Brincan unos por allá y otros por acá en busca de mejores pastos, y la sociedad observa pasmada el desapego a las ideologías. Importan mayormente los cargos públicos, no las transformaciones que pueden lograrse poniendo por delante las convicciones, las capacidades,   los buenos resultados, la buena fe.

En ese aspecto, destaco la procedencia partidista de MR al no ser igual que tantos y tantos chapulines saltarines. Eso se llama congruencia ideológica. Por ello, observo que el Pri está conforme con su candidatura y rescatando algo que perdió durante los últimos tiempos: la alegría, y esto es porque se la considera a Mely una de ellos, no es prestada de otro partido, pertenece incluso a una familia príista añeja ciento por ciento. Y en cuanto a su participación  temporal en la triple alianza, Mely se conduce con respeto hacia las otras dos formaciones partidistas, aunque es una incógnita saber el grado de apoyo que recibirá de sus simpatizantes.

Si obtiene la gubernatura, dicho éxito lo deberá a sus buenos antecedentes, a su carisma, al voto priísta y de los aliancistas,  pero sobre todo al resto de la sociedad que hoy más que nunca valora el comportamiento personal y profesional, las trayectorias, las buenas acciones y los resultados en el trabajo de los servidores públicos.

Hasta el momento,  unos con más sentido crítico que otros,  han  expresado críticas sobre la situación actual de Colima  y sus problemas principales; obviamente, aún no han dicho cómo los solucionarían pues estamos en el comienzo de campaña. Ojala lo hagan. Importará, si alguno de ellos tiene deseos de convencer al electorado, demostrar  que tiene conocimiento de la realidad de Colima y deberá criticar sobre la forma en que se ha gobernado los  últimos cinco años.

Si durante la campaña son condescendientes los candidados, como lo fue por ejemplo Francisco Labastida en el 2000 respecto al gobierno de Ernesto Zedillo,  que no esperen  la victoria. Con mediocridades no se llega a ninguna parte.

Si quiere crecer, y ganar, Mely ha de estructurar un discurso crítico hacia los problemas que el gobierno emanado de su partido no supo o no quiso resolver y proponer las  soluciones conducentes poniendo énfasis en lo que sí se puede hacer en términos realistas. O sea, hablar claramente. Condescendiendo con aquél o justificándolo a ultranza, no resultará recomendable. 

Por último, percibo un  optimismo  partidista en la candidatura y triunfo de Mely por parte de los dirigentes nacionales del Pri, Pan y Prd, según lo manifestaron ellos mismos.  Lo basan  en su trayectoria impecable, como lo reconoció Alejandro Moreno. Al arranque, no hay nada ganado para nadie, todo puede pasar. Las preferencias se moverán en función  de los compromisos pactados con los electores y por la forma en que cada aspirante conecte con ellos.  Los de expediente limpio, tendrán más oportunidad de alcanzar su objetivo.  Habrá grandes sorpresas, “me canso ganso”.