Diario de un Centenials
Por: Consuelo Araujo
Es evidente que la sociedad se ha sometido a cambios trascendentales que a las personas nos han ido moldeando el carácter, personalidad, creencias, costumbres, formas de actuar y pensar, pero sobre todo nuestros valores. Los valores debemos considerarlos como pautas que orientan nuestras conductas y pensamientos de una manera positiva con el fin de alcanzar un beneficio en la sociedad.
En la época de nuestros abuelitos, los valores eran las bases de nuestra personalidad y “eran el pan de cada día” de cada persona (por así decirlo). Las madres y padres de familia educaban a sus hijos en valores y, por ello, en aquellos tiempos, no existían tantos problemas como los que hoy en la sociedad se presentan. Había ciertas conductas que eran consideradas como algo “prohibido” o “incorrecto”, un ejemplo es cuando no se podía hablar sobre temas de sexualidad o faltarles el respeto a nuestros mayores, ya que era algo penado. Hoy, por lo contrario, desde la niñez en las escuelas se hablan de temas de diversidad de género y el respeto hacia las personas mayores y a los que los rodean se ha ido perdiendo, dejando de ser algo esencial en la vida de las personas.
Muchas acciones son ahora muy comunes en la sociedad y, por ende, lo vemos como algo “normal” y decimos “al cabo todos lo hacen”. Qué ironía que, los valores, han ido perdiendo su valor y ya no son percibidos como principios que orientan el comportamiento de las personas y que son la base para tener relaciones sanas con los que nos rodean. Los valores son y serán siempre importantes por lo que son y significan: ayudan a ser más razonables, empáticos y sobre todo más humanos.
Es triste ver como en la actualidad muchos de nosotros los jóvenes tengamos que vivir tiempos difíciles en la sociedad como la delincuencia, drogadicción, familias “disfuncionales”, suicidios, alcoholismo, bullying, entre muchos otros; que han sido originados por la ausencia de valores como el respeto, solidaridad, tolerancia, empatía, responsabilidad, honestidad, amor, etc.
Es necesario tomar cartas en el asunto y que dentro de las familias se retome esa educación como en tiempos anteriores basada en valores, ya que la familia es el núcleo principal para la formación de buenos ciudadanos. Educar en valores no sólo ayuda a formar buenas personas capaces de comportarse de manera correcta, sino que también genera seguridad, confianza y sobre todo hace que se sientan capaces de ser algo en la vida y ayudar los demás. Finalmente quisiera compartir una frase por Albert Einstein que señala el mensaje que quiero compartir: “Procure no ser un hombre con éxito, sino un hombre con valores”.