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SUTUC A FUTURO 

Por: Noé Guerra Pimentel

Con un consistente y ascendente trayecto en membrecía, condiciones de trabajo y conquistas laborales, esta agrupación sindical dirigida actualmente por Luis Enrique Zamorano, nació luego de los años setenta, década turbulenta que marcó el antes y el después del acomodo interno y modernización de nuestra Universidad, el 21 de noviembre de 1980, a un año pasado del fallecimiento de uno de sus principales impulsores, el entonces rector Alberto Herrera Carrillo, colectividad sindicalista que surgió con el denominativo de Único desde su creación, con lo que en principio y en los hechos vino a integrar a todo el personal que laboraba para la máxima casa de estudios colimense, desde el de servicios y administrativo hasta los del cuerpo académico, investigación y demás.

Fundado en su momento por Juan Mesina Alatorre, este, durante casi diecisiete años trabajó desde la representación sindical como su primer secretario general, a la par de Humberto Silva Ochoa y Fernando Moreno Peña, quienes respectivamente despacharon desde la rectoría, hasta 1997, año en el que sin aspavientos y de manera natural como relevo generacional fue sucedido por Gustavo Cevallos Llerenas (a) El Camarón, quién dirigió al sindicato universitario por ocho años consecutivos, los dos periodos de Carlos Salazar Silva, hasta el 2005, año desde que sin fracturas la antes “mano derecha” de Cevallos, Leonardo Gutiérrez Chávez, coincidiendo con Miguel Ángel Aguayo López-Ramón Cedillo Nakay en la rectoría universitaria, llevó la estafeta del gremio también por los siguientes ocho años hasta que al calor de la sucesión rectoral, entre amagues y aspavientos fue relevado por la mayoría de universitarios adheridos al Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima (http://angelguardian.mx/destituyen-a-leonardo-gutierrez-y-designan-nuevo-secretario-general-del-sutuc/) quienes cerraron filas a favor de la legalidad y la propuesta de unidad, trabajo y estabilidad planteada por su actual secretario.

Cierre de filas de este gremio que el lunes mismo en el marco conmemorativo de su trigésimo sexto aniversario paso a paso fue ratificado en la marcha con la que capitaneada por sus dirigentes y acompañados por Eduardo Hernández Nava, la máxima autoridad universitaria y el representante del Poder Ejecutivo estatal, con sus más de tres mil participantes mostró su verdadero musculo, su fuerte presencia y la infranqueable unidad que han consolidado, ajustados al principal postulado que como agrupación los aglutina, el artículo 4º del estatuto que lo rige y que a la letra dice: “el Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima, tiene, entre otros objetivos, el de la defensa permanente de la Universidad, su Autonomía y su Patrimonio, a fin de que pueda, de acuerdo con su naturaleza, cumplir los fines que social, moral, histórica y legalmente tiene encomendados, con ese propósito y para que mantenga vigentes los grandes principios filosóficos del Estado Mexicano en materia educativa, consagrados en el Artículo 3º Constitucional y su Autonomía y Libertades.”

Es en ese contexto y a 36 años de su constitución, cuando dicho sindicato y su nicho por excelencia, como lo es nuestra Universidad de Colima, son llamados a seguir a la vanguardia y mantenerse como punta de lanza en un sindicalismo moderno que propone y da los primeros pasos en transparencia y oportuna rendición de cuentas, asumiendo que el sindicalismo es consustancial con la democracia, de hecho, reconocido como un derecho universal en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en las cartas de los Estados democráticos. En democracia los sindicatos se convierten en un referente para la defensa de los trabajadores frente a los intereses de los empresarios o, en su caso, de la Administración y es ahí donde es deseable incidan y más ahora, cuando este tipo de organismos laboristas sufren múltiples acechanzas.

En una situación de crisis económica y de seguridad pública y social como la actual, en la que no sólo se entredicen los derechos laborales, sino también los sociales y los democráticos, los sindicatos como entidades organizadas y representativas de la sociedad se obligan a profundizar en la defensa de los principios de libertad, derechos civiles, justicia social y democracia participativa. Esta es la principal causa por la que los sindicatos se han convertido en un objetivo a batir por parte de quienes pretenden debilitar derechos, entre otros, con el pretexto de la crisis, de ahí que es plausible y de destacar la actitud y la extraordinaria relación privilegiada entre la autoridad universitaria y su sindicato, condición que solo queda fortalecer sin que se confundan los roles ni se invadan los espacios, además de incidir en aspectos como el de la profesionalización.

Ello en el entendido de que esta acción, la de la profesionalización de los cuadros sindicales, planeada a largo plazo se prevé como el instrumento ideal para pertrechar y mejor defender los intereses de los agremiados y, por tanto, de los ciudadanos ante la situación de crisis social y política sin precedentes como la que estamos viviendo y que tiende a agudizarse de cara a la realidad que políticas internacionales y las avanzadas globalizadoras intentan imponer al Estado mediante la educación pública y, en especial, al desarrollo de los planes y programas educativos de desarrollo humano que llevan instituciones como la nuestra a la que una y otra vez, desde la izquierda convenenciera y la derecha oportunista, según evidencias, han tratado de violentar su preciada autonomía.