LA TRISTE HISTORIA DE LOS CANALES PLUVIALES, ARROYOS Y ORILLAS DE RÍOS

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La Panga

Por: Mayahuel Hurtado Ortiz

En ocasiones las lluvias traen mucha agua, lo cual produce severos encharcamientos e inundaciones, pero en otras ocasiones éstos son provocados no por el exceso del líquido, sino por la cantidad de basura que los ciudadanos arrojan a los canales pluviales, donde quienes se encargan de mantenerlos en buen estado a nivel municipal han encontrado desde escombro, restos de animales, refrigeradores, autopartes, colchones, estufas, en fin, hasta juegos de sala completos; como ejemplo tenemos lo que pasó en la avenida 20 de Noviembre, en Colima, en donde el vado se taponeó por la basura y el agua se desbordó, produciendo la destrucción de la vialidad, la cual tuvo que ser cerrada a la circulación como una medida de seguridad.

Y eso no es exclusivo del municipio de Colima, sucede en Manzanillo, en todo el estado y el resto del país, como resultado de una pésima cultura de no mantener bien limpias las áreas por las que se canaliza el agua del temporal de lluvias para precisamente evitar que las ciudades tengan inundaciones.

A esto hay que sumarle que en algunos municipios les ha fallado el tino a los topógrafos, pues las avenidas no cuentan con el declive necesario para que el agua no se acumule y genere estos problemas.

Lo mismo ocurre con la gente que vive en zonas cercanas a los arroyos, que en gran parte del año están secos, y los utilizan como vialidades; sin embargo, empeora el riesgo cuando de forma intempestiva una gran tormenta azota, como la registrada el pasado sábado en Manzanillo y la semana pasada en Colima, donde la corriente arrastró a varios vehículos, como resultado de la caída de más milímetros cúbicos a los que normalmente estamos acostumbrados o bien, inundaciones generadas por los tapones en canales y arroyos que están saturados de tanta basura.

¿Cuántas veces no hemos visto a algún vecino con una carreta cargada de escombro o basura que la lleva a tirar a un arroyo o canal, y por temor a enemistarnos nos quedamos callados? Lo mismo ocurre con esas personas que sin pedir permiso hurgan en su basura, destrozan bolsas, sacan lo que necesitan y dejan los despojos en la puerta de su casa, o se los llevan para tirarlos en canales y arroyos, sin que usted se dé cuenta o bien, prefiere no reportarlo, para evitar que después le haga algo.

En el caso de la autoridad municipal, no se ven brigadas que estén vigilando que esto no se haga, o que durante la temporada de huracanes se mantenga una cuadrilla de limpieza que acuda a levantar la suciedad y despojos de personas que creen que la ciudad es un inmenso basurero y que todos debemos sufrir las consecuencias de unos cuantos.

Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Zacatecas, Guanajuato, León, entre otras ciudades de gran importancia para el país, se caracterizan por tener áreas limpias y multar de forma muy severa a quien se atreva a tirar escombro, basura y desechos, estas acciones generaron en el ciudadano que hiciera lo correcto y llevara los desechos a lugares destinados para ello.

Lamentablemente, sólo cuando les cuesta en el bolsillo es cuando la gente cambia de actitud y norma ciertas conductas, que hablando de tener ciudades limpias, sin problemas de basura, despojos y escombro en canales, arroyos, alcantarillas, permiten evitar inundaciones, porque la gente que tira basura en esos sitios no comprende que las corrientes no sólo arrastran carros, sino también personas, y existen decenas de historias que terminan trágicamente, donde alguien falleció por caer en un colector pluvial, por ser arrastrado y después de varias horas su cuerpo fue encontrado sin vida.

Si todo esto no es suficiente para que la gente reaccione y el gobierno municipal imponga multas severas a quien tire basuras y despojos, entonces hablaríamos de una apatía para atender un tema serio, tan es así, que se han perdido vidas.

Pero el tema no termina ahí, la gente que vive en zonas cercanas a los ríos cada temporada de lluvias pone en riesgo su vida, porque siempre se emiten de parte de la autoridad municipal o estatal las alertas para no habitar en dichas zonas de riesgo y las personas desatendiendo la indicación, toman una extensión de tierra, se la apropian, construyen de forma improvisada una vivienda y retan a la furia de la naturaleza, al asentarse en las zonas técnicamente conocidas como cauces o laderas de río. Esto genera gastar recursos de forma innecesaria para gente negligente que tiene que ser rescatada.

De acuerdo con el comportamiento climático de los últimos seis o siete años, hemos sido testigos en todo el estado y más en la zona costera de Armería, Tecomán y muy acentuadamente en Manzanillo, del daño que deja a su paso una de las llamadas lluvias fuertes, trombas, tormentas tropicales y un huracán desde categoría dos, como “Jova”, o como “Patricia” en 2015, el huracán más potente del que se tenga registro, al haber alcanzado vientos cercanos a los 400 kilómetros por hora, dejando inundaciones a su paso, e incluso saliéndose el mar en la zona frente a la colonia Infonavit, en Manzanillo, y destrozando El Paraíso, en Armería.

¿Aun así seguirán tirando basura en arroyos, canales pluviales y ríos?