LA RUTA DEL PEJE

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Por: Eric Ricardo Ramírez Álvarez.*

Una serie de acontecimientos que se han suscitado desde hace un buen tiempo, pero que encuentran su mayor clímax de unas semanas a la fecha, deben de tener a Andrés Manuel López Obrador y a buena parte de su equipo de colaboradores reflexionando acerca de su porvenir, y sobre todo la ruta que deben seguir de cara al próximo proceso electoral del 2018 en donde otra vez buscará la Presidencia de la República, entre otras muchas posiciones relevantes del sector público nacional.

Su posicionamiento en las preferencias electorales; el evidente avance de MORENA en las elecciones del 5 de junio pasado (pese a sus dos terribles derrotas en Veracruz y Zacatecas) ; el juego de vencidas que hasta la fecha le ha ido ganando el tabasqueño al Presidente Peña Nieto con el tema del conflicto de los maestros, circunstancialmente, y el de la reforma educativa, en el fondo; la estrepitosa crisis del PRD y de su candidato al 2018 , Miguel Ángel Mancera; y hasta el triste episodio de Peña Nieto con sus homólogos de Norteamérica en la que hasta por casualidad se le dan las cosas a López Obrador, con ese revire de Obama en el ya famoso “Yo soy Populista”, y en el que en el balance final de la gira, sin necesidad de atizarle mucho al Presidente desde la oposición y las redes, pudimos darnos cuenta de que hoy más que nunca, Enrique Peña Nieto es una caricatura de sí mismo.

Éstas y muchas más son las razones por las cuales actualmente el oriundo de Macuspana y su equipo deben tener presente que en este momento es cuando trazaran los pincelazos de su estrategia en ese lienzo que es el pizarrón del cuarto de guerra, que lo llevaran a ganar o a perder la presidencia en el 2018. Si no es así, si es inercial y por la vía de la ocurrencia que pretenden seguir de cara esa competencia nacional, mal harían, y bien podrían irse sabiendo derrotados.

Y es que, Morena y el proyecto Lopezobradorista ya debió de haberse percatado de que en el tablero del ajedrez electoral, a cada paso que da, sus enemigos mueven las piezas necesarias por cerrarle el paso, como es el caso de su fugaz alianza con las autodefensas michoacanas y la posterior  detención de míreles; y de nueva cuenta bajo el mismo esquema, su respaldo al movimiento magisterial y la posterior detención de los líderes del mismo. Además del extraño caso de Veracruz donde el PRI habría preferido jugar como bisagra del PAN, antes que permitir que Morena se hiciera de la gubernatura.

Andrés Manuel requerirá aliados de otras corrientes, posturas e ideologías, lo que lo pone en una posición de desventaja actualmente al haber perdido operadores que le permitían interlocución con otras fuerzas como en su momento lo hicieron pragmáticos y hábiles operadores como Manuel Camacho, y como también en su momento lo ha hecho Ricardo Monreal, hoy con la derrota de Zacatecas a cuestas, y con la intención de ganar para sí la jefatura de gobierno en 2018, ajeno a este rol indispensable en su equipo.

Pese a su desbordado y renovado optimismo que le hacen pronunciar contundente el argumento insigne por el que cree que ganará: “Porque el tiempo y la realidad ha demostrado que tenemos la razón”, habría que agregarle lo que ya algunos que anteriormente lo habrían visto con desconfianza y hoy postulan como su principal justificación para darle el beneficio de la duda: “Porque en México ya nada puede salir peor”.

Con todo y eso,  debe de dar los pasos necesarios para asegurar su destino, y para ello es sin duda imprescindible:

  • Alianza con la sociedad civil. Porque Morena no le bastará para permear en el ánimo de los electores si lo que pretende es construir una victoria contundente. Requiere de ciudadanos apartidistas, izquierdistas decepcionados, simpatizantes del movimiento independiente y buena parte de mexicanos indignados que ven a la política desde una perspectiva homogénea en la que todo lo que ahí se mueve huele mal.
  • Interlocución y alianza con fuerzas políticas distintas. Porque en la medida en la que construya un gran proyecto que le sume la mayor cantidad de votos rumbo al 2018 podrá atajar con la misma jugada a quienes hoy ya delinean la estrategia para cerrarle el paso. Deshacerse de la radical idea de que aliarse (aunque sea fácticamente) con quien piensa diferente es aliarse con el diablo.
  • Moderación de su discurso. Porque en las clases medias y empresarios  todavía puede espantarles el excesivo discurso que exacerba la pulcritud moral propia sobre la de los contrarios, pero sobre todo la que basa en el golpeteo reiterado y severo a sus opositores.

Si Andrés Manuel López Obrador no atiende hoy este tipo de factores con decisiones impostergables, si no ha entendido que existe un grupo de intereses (sin concederle el argumento de la mafia en el poder aliada permanentemente para boicotearlo) dispuesto a atajarle cada una de las posibilidades de que alcance la Presidencia de la República, sería incongruente, pero sobre todo, pecaría de ingenuo al no atender una de sus máximas respecto a sus adversarios: “Los perversos no piensan…. traman.”

De Refilón

Seguiremos desde este espacio analizando próximamente los perfiles de los potenciales candidatos a la Presidencia de todas las fuerzas políticas.

 

* Licenciado en Derecho por la UNAM, Diplomado en Prevención del Delito por la Universidad de Chile, Locutor y Presidente de la Asociación Civil “Estrategia 20-21”.

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