LA PANGA

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A propósito del Día de la Libertad de Expresión…

Por: Mayahuel Hurtado Ortíz

Son distintas las definiciones que se le han atribuido a la libertad de expresión en la sociedad mexicana y esta a su vez, varía en cada entidad federativa. Nos guste o no, se requiere hacer un análisis profundo para darnos cuenta que hace mucho tiempo se perdió la brújula, para ejercer “el derecho de decir la verdad”.

La libertad de expresión es un derecho humano básico, constitucional, fundamental, inherente y necesario a la naturaleza humana, es una representación de la voluntad y un mecanismo para reprimir a una dictadura o inhibir en alguna medida la violencia. Contribuye al ejercicio de otros derechos y libertades fundamentales como la libertad de prensa, de reunión, de asociación, de petición y de participación en política.

La limitación de la libertad de expresión impide al individuo expresar sus propias ideas y evita que la información necesaria llegue al interesado para la toma adecuada de decisiones. Pero también este derecho se debe ejercer de manera responsable, sin llegar a dañar la integridad moral de las personas.

En nuestro país cabría hacer mención, que se ha hecho de este derecho un uso indebido para hacer señalamientos contra la máxima figura de autoridad en el país, es decir, el presidente Enrique Peña Nieto, quien históricamente ha sido el mandatario más violentado por los medios de comunicación, las redes sociales, por la clase política y por un porcentaje desinformado de la ciudadanía.

Así es amable lector, se ha difundido una imagen errónea de lo que es nuestro presidente, se han ensañado con el tema del olvido de un título de un libro, de algunos desaciertos al emitir un discurso, errores que a usted y a mí nos pueden ocurrir, pero el buscar ese desgaste, desde la óptica política beneficia a quienes van en su carril en la pista de tartán compitiendo a muerte para ganar en el 2018.

Y han caído en este error los desinformados, aquellos que han comprado a un precio muy barato, la novela  titulada “Las reformas estructurales”. Y se preguntará usted ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla, al presidente Enrique Peña Nieto y a su gabinete se les ha cargado el precio de las Reformas estructurales, pero se ha omitido por las otras fuerzas políticas como el PAN, PRD, Partido Verde, PT, Movimiento Ciudadano, entre otros, aclararle a la ciudadanía que fue en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa cuando se engendraron dichas reformas, se redactaron y no se implementaron, unos dicen que por falta de tiempo, otros por estrategia y fue el presidente Peña Nieto quien avaló su seguimiento con el voto de conformidad de la mayoría de las fuerzas políticas en el país, pero esa información nunca se dice en campañas por los partidos opositores al PRI, tampoco se resalta en spots publicitarios al momento de hacer promoción a sus candidatos y sin embargo, si se sigue utilizando para desgastar la imagen del presidente.

Es curioso, no han alcanzado a comprender los mexicanos que las elecciones se ganan con votos, que las reformas se aprueban con votos y la democracia hasta por un voto marca la diferencia en una contienda electoral o en la implementación de una Reforma bien sea educativa, energética, hacendaria, etc.

No hemos cuidado la imagen de nuestro presidente y esto va desde el partido que lo promovió hasta el ciudadano que votó por él, pero más acentuadamente del eterno inconforme que a lo largo de estos años, ha sido incapaz de respetar la voluntad de millones de mexicanos expresada en las urnas en 2012.  Y no hemos comprendido que el desgastar al presidente, ante el panorama interno como país y global como economía en desarrollo y democracia en transición, nos perjudica a todos.