LA MASCOTA

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Por José Díaz Madrigal

La noticia se difundió al principio de la semana pasada, ésta daba cuenta de la muerte de un niño de tan solo 2 años de edad, atacado por la mascota.En nuestro medio, las mordeduras de perro se han convertido en un problema cotidiano. Los lugares donde se dan con mayor frecuencia, son los espacios públicos: calles, jardines y parques de recreo.De los hogares mexicanos que tienen mascotas como animales de compañía, los perros son los favoritos, rebasando por mucho a los gatos que son los segundos en preferencia. Sin embargo no es casualidad que sean perros los predilectos por los amantes de las mascotas.Informes de un estudio realizado en la Universidad de Oxford documentan que al igual que el cerebro humano; el cerebro de los perros genera sustancias químicas como las endorfinas y, éstas funcionan como opioide estimulante cuando se encuentran con sus dueños. Las personas tienen una relación de mayor cariño con los perros que con los gatos, no solo porque generan sustancias químicas similares, sino también porque los gatos son más independientes y menos empáticos con los humanos.Los perros están tan unidos a sus dueños, que muestran un comportamiento de apego. Por ejemplo, al tener una relación muy estrecha con sus propietarios; sucede que si éstos mueren, pasan por un proceso de duelo al igual que nosotros.Las personas de todas las edades que disfrutan de la compañía de los perros, se ha visto que desarrollan relaciones especiales hacia ellos; satisfaciendo necesidades psicológicas que otras personas no les pueden dar. De acuerdo a algunos psicólogos, el cariño y ternura hacia los perros, es algo saludable mientras convivimos con ellos de forma correcta y positiva; pero si esta ternura se vuelve patológica, se convierte en obsesión enfermiza.Sí alguna persona prefiere la compañía de su perro, que la compañía de otra persona y se le dificulta interactuar con otros seres humanos, pudiera ser que esté en línea  con lo que se denomina misantropía. Se debe buscar el motivo y a la vez pedir ayuda, ya que nosotros estamos diseñados para relacionarnos con seres de la misma especie. Sí queremos más al perro que a otras personas -continúa el especialista- quizá padecemos algún trastorno psicólogo como el antes mencionado, que nos limita a desenvolvernos en sociedad.Por otro lado, existen razas de perros nada recomendables y que son un verdadero peligro para las mismas familias que los tienen. No en balde reza el viejo refrán: cuando la perra es brava, hasta los de casa muerde. Es el caso de la muerte del niño. Lamentable suceso que se dio por el propio perro de la familia. El asunto es que no era una mascota cualquiera, era un siniestro y malvado Pitbull. A esta clase de perros que se distinguen por su fiereza, se le pueden sumar seis o siete razas distintas que son iguales de peligrosas para las familias y el entorno donde los tengan. Por mencionar algunas además del Pitbull son las siguientes: Rottweiler, Bull terrier, Doberman, Pastor alemán, Akita y Pastor belga.Es un riesgo enorme poseer perros de tales razas o cruzados con éstas; puesto que pueden derivar en fieras criminales para los transeúntes o la población cercana de donde los tengan y no solo para la familia. Éstos son perros que por instinto animal, con tantito que se les provoque, es suficiente para que se les suba la ferocidad y rabia hasta el gogote. La autoridad municipal o la del estado, de acuerdo a su obligación debe aplicar la ley -existe legislación al respecto- y castigar la venta de perros potencialmente peligrosos.En cambio facilitar la venta de perros de raza pequeña, tranquilos y juguetones; que son un deleite para muchas familias. De lo contrario, mejor no elegir perro como la mascota de casa.