La importancia de tener una ministra como presidenta en la SCJN

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Por Ángel Durán 

Lo más importante de que el actual ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ministro Arturo Saldívar Lelo de Larrea, sea sustituido por el género femenino, “es el mensaje que se manda”, de: si se quiere ver a un país congruente con la equidad de género y garantizar la igualdad de condiciones en el relevo y práctica de la alternancia como principio para vencer las desventajas de las mujeres en los cargos más importantes de la nación, necesariamente tendrá que ser designada una ministra como capitán de la corte.

Sin embargo, una de las ministras candidata a ocupar la presidencia de la corte, está siendo acusada del plagio de su tesis de licenciatura, sin duda, es un tema grave y que difícilmente, por no tener los mecanismos y las buenas prácticas para investigar esto de manera inmediata, posiblemente, la ministra Yasmín Esquivel, quedará fuera de la contienda.

Este tipo de eventos mediáticos, en México son un verdadero problema bajo dos aspectos importantes: el primero, porque nuestro país no tenemos un mecanismo que nos ayude inmediatamente al investigar estos temas, que en una democracia son buenos, pues todo aquel que ocupo público, debe estar alejado de cualquier sospecha en donde haya quebrantado los valores más preciados para el desempeño de la función pública, en este caso, actuar de manera contrario a la ética; incluyendo cuando tu pasado te alcanza; es decir, cuando en tu juventud cometiste un error y que pone en duda el futuro de tu buen actuar, eso en nuestro país, es un obstáculo que difícilmente se quita.

En otros países, que cuando esto ocurre inmediatamente se llega hasta suspender el proceso de designación a un cargo de interés público, hasta en tanto no se investigue la acusación; esto sería lo correcto, pues de tenerlo, se evitaría una injusticia en caso de no ser cierto y, por otro lado, de serlo, habría un mensaje para quien se encuentre en esta misma posición y siempre que hay consecuencias y así evitar tener servidores públicos de dudosa reputación. Recordemos el caso Brett Kavanaugh, candidato a una posición de la Corte de E.E.U.U., Se le acusaba de haber cometido abuso sexual en su etapa de estudiante, el propio presidente norteamericano Donald Trump ordenó una investigación y el Senado la realizó, pues lo más importante es saber la verdad y que ningún servidor público se salga con la suya, en caso de haber infringido la ley. Eso nos hace falta en México, que, ante cualquier acusación, investigar y sancionar en caso de resultar cierto o de lo contrario, combatir las acusaciones falsas.

En segundo lugar, el otro aspecto, de no ser cierto, en muchas ocasiones se causa un daño y la violación a los derechos humanos ocupar un cargo público de representación o dirección a un servidor que podría ser bueno para la nación, en este caso, para dirigir los destinos de la corte, un poder vilipendiado y con muchos retos que sortear. Sin duda, en este aspecto, la sociedad también se vería afectada si el trasfondo fuera únicamente alejarla de la posibilidad de ser presidenta de la corte por un tema mediático.

De lo que sí es seguro, es que en uno y en otro aspecto, la sociedad merece tener servidores públicos limpios y ausentes de quebranto a los valores de la ética.

Sin embargo, decíamos al principio que la suprema corte, debería designar a una mujer como presidenta, pues hacerlo significaría enviar un mensaje de igualdad entre hombres y mujeres por parte del Poder Judicial de la Federación al país y al mundo y así también de manera velada el mensaje que se mandaría a todo el sistema de justicia local, para que hagan lo mismo, y es que, tanto la Constitución Federal, leyes secundarias federales, constituciones locales y una enorme cantidad de leyes, fue modificada desde 2019 y 2020 para dar este paso, aplicando la paridad en todo; es decir, que llegáramos a garantizar la igualdad sustantiva en los tres órdenes de gobierno.

Por eso es importante que la corte designe a una mujer, no porque los ministros sean mejores administradores, o peores, ni siquiera tampoco por evaluar a las ministras en esas condiciones, si no porque lo importante es dar ese paso de vernos ante la propia sociedad, que lo que modificamos en la ley, es congruente con el actuar en la práctica real. Ya veremos lo que pasa el 2 de enero de 2023, día de cambio de presidencia en la SCJN, pero eso sí, sería mejor cambiar de género y que tuviéramos una presidenta y que así lo fuera haciendo el resto de los poderes públicos locales.

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