LA EXPLOSIÓN CON DINAMITA, A LA VIRGEN DE GUADALUPE

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Por José Díaz Madrigal

Sí existe una costumbre auténtica, remota, antigua y de legitima actualidad en todo México, es la referente a celebrar la aparición de la Virgen de Guadalupe. Prácticamente desde hace 490 años, en que por primera vez una madrugada de Diciembre de 1531, se le manifestó al indio Juan Diego; en el pequeño cerro de Tepeyac. Dando inicio al culto más arraigado, más extendido y popular; así como también lo que verdaderamente nos une a la mayoría de mexicanos, que es en torno a las fiestas y tradición Guadalupana.En todo el país, en cualquier ciudad, pueblo o rancheria; se le hacen bonitas funciones. Los mexicanos por diferencia de opiniones políticas, por ideas y pensamientos distintos; inclusive por desigualdad sociocultural, estamos divididos. A pesar de eso, reconocemos en La Virgen de Guadalupe nuestra identidad nacional. Seamos o no creyentes, sabemos que la Virgen es mexicana.La conquista española terminó en Agosto de 1521. Poco más de 10 años más tarde, concretamente el Sábado 9 de Diciembre de 1531, muy de mañana un indio pobre y humilde de los recién convertidos al catolicismo, bautizado con el nombre de Juan Diego; originario de Cuautitlán en el Estado de México, se dirigía a oír misa al templo de Santo Santiago en Tlatelolco. De repente al ir pasando al pie del cerrito de Tepeyac, escuchó un canto dulce y sonoro que parecía de una multitud y variedad de pajarillos. Se detuvo embelesado para escuchar aquel hermoso cántico, levantando la vista en dirección de donde venía el canto. Observó en la cima del montecillo, una nube blanca y resplandeciente, en el centro tenía un bello arcoiris con fulgurantes rayos de luz y una excesiva luminosidad. Todo el conjunto se veía mero en medio de la nube blanca.Juan Diego estaba cautivado por ese encanto. Súbitamente la melodía terminó. Oyó que lo llamaban por su nombre, una voz de mujer; tierna, delicada y dulce que salía de los esplendores de la nube: ven acércate. Subió a toda prisa. Vio en medio de aquella claridad una hermosísima Señora, vestida de ropaje brillante que le dijo: Hijo mío muy querido, yo soy la siempre Virgen Maria, madre del verdadero Dios, autor de la vida, creador de todo y Señor del Cielo y la Tierra, que está en todas partes. Es mi deseo que se construya un templo en este sitio. Donde como madre amorosa y piadosa, mostraré mi clemencia y compasión de aquellos que me aman y buscan, de todos los que solicitan mi amparo y me llamen en sus trabajos y aflicciones.Esa fue la primera aparición, la del Sábado 9, fue hasta la cuarta aparición la del martes 12 de Diciembre, cuando Juan Diego llevaba en la tilma o capa, la señal que el obispo Zumárraga le había pedido, esta consistía en unas hermosas, frescas y perfumadas rosas de Castilla; las cuales al abrir la tilma ante el señor obispo, apareció en toda su magnificencia la imagen de nuestra Señora de Guadalupe. Misma que desde entonces es veneranda por el catolicismo mexicano.Con el correr de los años, lustros y siglos; la devoción Guadalupana enraizó y creció en el pueblo. Su imagen fue la primera bandera que enarboló Hidalgo al arrancar el movimiento de independencia. Luego en el siglo XX durante la segunda fase de la Revolución Mexicana, se incrustaron en el grupo que salió triunfante; furiosos jacobinos y anticlericales con la idea de acabar con la religiosidad del pueblo mexicano. Uno de estos personajes se llamaba Álvaro Obregón. Éste llegó a la presidencia de México en 1920. Testigos de aquella época, afirmaban que en un discurso Obregón exclamó: no descansaré hasta limpiar mi caballo con el ayate de Juan Diego. Obvio, donde está la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe.El 14 de Noviembre de 1921 (el día de hoy se cumplen exactamente 100 años) se llevó a cabo el atentado ordenado por Obregón, de colocar una bomba con dinamita delante del altar de La Virgen de Guadalupe.Se disfrazó a un joven empleado de la la presidencia de la República, como un obrero vestido con overol azul, de los usados por trabajadores ferrocarrileros, con el fin de que con la apariencia de fervoroso devoto de la Virgen le llevara un arreglo floral, en un vaso grande que en lugar de agua, llevaba un cartucho de dinamita. Colocó las flores en el altar delante de la Santísima Virgen y salió con rapidez. A los pocos instantes, se provocó tremenda explosión rompiendo floreros, vidrios de ventanas internos y externos del templo, estos últimos bastante alejados del altar. El hecho milagroso es que a la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, situado a corta distancia de la detonación, no le pasó absolutamente nada.La gente que estaba en la cercanía, quería linchar al joven, sin embargo dentro del siniestro plan que se había elaborado, había un grupo de soldados vestidos de civil quealcanzaron a rescatar al malhechor por indicaciones de Obregón. Nunca se le hizo nada.Después, después mataron a Obregón, siendo víctima de uno de su mayor consideración.