LA CUMBRE

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Por José Díaz Madrigal

Al oriente de la ciudad de Colima, un tanto cargado hacia el sur, se ubica el monte de La Cumbre. Tomando la carretera federal No. 110 rumbo a Pihuamo; a una distancia de 8 Km. Está la entrada que conduce hasta la punta del cerro.

En la mera cima de la colina, se construyó un santuario dedicado a La Inmaculada Concepción de la Virgen María. Este santuario se empezó a construir en Enero de 1954 por el vicario de aquel entonces, Mariano de J. Ahumada. Para conmemorar ese año del 54, que se consagró a La Virgen María.

Había pasado poco tiempo desde que se inauguró la moderna carretera pavimentada, que pasa justo a lado de esta serranía. Por cierto esta carretera que al principio tenía muy poco tráfico de automóviles y camiones, la usaban gentes de los ranchos, para arrear ganado que traían a vender; siendo una referencia entre ellos, cuando decían: ya llegamos a la carretera “parimentada”, señal de que ya no estaba lejos su destino.

El padre Ahumada inició por abrir camino a pico y pala, con una buena cantidad de jornaleros. La ladera del cerro tenía varios tramos del sendero, obstruidos por agrestes peñascales, que fueron poco a poco cortados, para dar paso al actual camino empedrado que lleva hasta el santuario.

Era el año de 1957 cuando murió el padre Ahumada, quedando inconclusos los trabajos de La Cumbre. El quinto señor obispo de Colima Don Ignacio de Alba, de gratos recuerdos, designó para que lo ayudaran y continuaran con aquella obra a los sacerdotes Elías de la Mora y a Luis González Curiel. Estos presbíteros se organizaron y prácticamente de todas las iglesias de la ciudad, llegaron recursos con el propósito de seguir construyendo el santuario.

Maximino Calvario, diligente maestro albañil, desde el principio fue el encargado de las cuadrillas de trabajadores que laboraban en aquel lugar. Personas mayores que lo recuerdan, comentan la gran experiencia que tenía en la construcción. Aparte de La Cumbre, trabajó en la reparación de otros edificios emblemáticos que fueron afectados por el temblor del 41, tales como catedral, la parroquia de San Francisco de Asís de Villa de Álvarez, además de la de Coquimatlán.

La semana pasada, concretamente el día 8 de diciembre; se celebró la festividad religiosa de La Inmaculada Concepción de la Virgen María. La primer misa que se ofició en La Cumbre, la presidió el padre Ahumada, en diciembre del 54, en una capilla improvisada, de madera y cartón. Se hizo costumbre desde entonces, de que cada 8 de diciembre se realice una romería hasta el santuario, para honrar a la Virgen.

El señor Don Ignacio de Alba, efectuó su mejor esfuerzo para terminar las obras del santuario; se puede decir que la dejó al 95%. Su etapa como obispo de Colima, concluyó en el año de 1967; quedando desde esa fecha, el santuario, prácticamente como se encuentra en la actualidad. Un año más tarde, en el 68, se colocó la primera antena retransmisora de televisión; a partir de entonces, se ha instalado un enjambre de antenas de radio, televisión y celulares; de tal manera que por las noches, las luces rojas y blancas  son vistas a lo lejos.

Desde la década de los setenta del siglo pasado, se empezó a popularizar las caminatas a La Cumbre. Dejando el auto a un lado de la carretera o pasándolo a un estacionamiento, el camino en buen estado, va culebreando  por las faldas de la cuesta hasta llegar al copete. Tiene una distancia de 3 Km. de pura subida zigzagueante. Personas en condición, tardan 40 minutos en recorrer el trayecto. Durante el camino, es un deleite aspirar los aromas del campo, en cualquier época del año. Otra cosa que no tiene comparación, son las inigualables vistas panorámicas por todos los puntos cardinales.

La Cumbre se ha convertido en un lugar para el ejercicio, en un lugar de paseo y, sobre todo en un lugar de agradable convivencia familiar. Disfrutando y guardando en la memoria, las coloridas imágenes y estampas de Colima; desde la altura de su mejor divisadero.