LA BUENA EDUCACIÓN, UNA DEUDA PENDIENTE CON MILLONES DE MEXICANOS: JUAN CARLOS YÁÑEZ

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    El Coloquio lo organiza la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima, y concluye este viernes 21 de septiembre.

    Los artículos del libro fueron escritos por ocho investigadores de cinco instituciones públicas del país, y fue coordinado por la investigadora María de los Ángeles Rodríguez Álvarez.

    Juan Carlos Yáñez resaltó que en la introducción del libro su coordinadora, María de los Ángeles invita a valorar la obra de Gregorio Torres Quintero, por lo que compartió la respuesta que formuló a dicha invitación.

    Indicó, que la obra escrita por el grupo de profesores universitarios es una edificante constatación de su madurez intelectual e investigadora. “Me complace, lo confieso, porque a quienes conozco no los leía hace un buen tiempo. El rigor y claridad de su escritura me es grato y sólo por eso habría valido la pena conocer el libro”.

    En su condición de funcionario y educador, Torres Quintero señaló que experimenta la difícil tarea de justificar decisiones y avalar hechos que la realidad, “terca como es, se empeña en contradecir; en el capítulo escrito por Florentina Preciado se lee un pasaje suyo muy ilustrativo de cierto candor y encendido optimismo: “El horror de otros tiempos se ha transformado en amor: los niños van a la escuela porque sienten placer en acudir a ella, porque saben que la enseñanza es animada e interesante, amena, y por ende útil y civilizada”.

    Juan Carlos Yáñez, manifestó que el repaso de María de los Ángeles Rodríguez y Flor Urbina por la educación indígena, “un concepto para mí muy discutible en sí mismo”, lo lleva inevitablemente a la reflexión sobre la situación actual de los indígenas, para ver cuánto se ha dicho y cuán pocos pasos se han dado en un siglo, a juzgar por los resultados del analfabetismo entre los indígenas, especialmente entre las mujeres indígenas.

    Señaló que la pregunta que formulara Gregorio Torres Quintero es dolorosamente vigente. ¿No son niños mexicanos los que habitan los campos y las aldeas? Hoy, la respuesta de la política educativa mexicana sigue siendo, como antaño, negativa, y la buena educación sigue siendo una deuda pendiente con millones y millones de mexicanos.

    Finalmente, reconoció la obra de los autores, un “reconocimiento que sólo puede ser crítico, pues no se trata de prodigar elogios vanos a una tumba sellada o en una rotonda, sino de pulir para encontrar lo más excelso que haya en el corazón del ideario pedagógico del maestro colimense”.

    Por su parte, Lourdes Chenhaibar destacó la dedicación, compromiso y el rigor académico con que María de los Ángeles Rodríguez ha tratado al personaje de Gregorio Torres Quintero, quien es el centro del libro.

    Comentó que en el libro se pueden ver las condiciones educativas del porfiriato, el establecimiento de un sistema educativo, los debates pedagógicos para su educación y desarrollo; “muchos puntos de llegada y de regreso”, las aproximaciones sucesivas a la compresión de la génesis de la sistema educativo nacional, las reflexiones sobre la didáctica y sus relaciones con sus contendidos, la valoración de las aportaciones de los grandes pedagogos mexicanos de finales del siglo XIX y la riqueza de sus escritos y de los debates en la prensa pedagógica de la época y los análisis sobre los retos educativos del siglo XXI. “Todo esto en las 139 páginas, así como muchas más reflexiones posibles”.

    Torres Quintero, señaló, es como la obra que va mostrando en sus diferentes capítulos, un personaje multifacético, pues fue formador de maestros, director de escuela, partícipe de congresos de instrucción, inspector de escuela, promotor de la educación rural y de diversos lineamientos normativos, creador de propuestas pedagógicas y didácticas, escritor, editor y un reformador de la educación.