CAMPAMENTO

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    Aunque sus discípulos no salieron muy efectivos como su presidente, tanto Germán Martínez como César Nava, los método cochinos se siguen utilizando, cada día con más desesperación, porque sienten que están próximos a dejar la presidencia y serán expulsados de Los Pinos a donde nunca debieron entrar.

    Es un hecho que su derrota electoral y eventual salida de la presidencia de la república no tiene retorno, todavía de manera peligrosa pretende utilizar toda la fuerza del Estado, llámese ejército para tratar de amedrentar a muchos ciudadanos, con otra guerra “contra narcotráfico y crimen organizado”, que ha dejado a más de 35 mil muertos en todo el país.

    Felipe Calderón quiere celebrar los 10 años en el poder que llevan los panistas, pero si analizamos los datos, las cifras son aterradoras, todos los productos de la canastas básica rebasan el 100 por ciento de aumento y los salarios han estado muy por debajo de esos niveles.

    Lejos de cumplir con los compromisos de campaña electoral, Felipe Calderón una vez que fue impuesto en la silla presidencial –después del fraude electoral de 2006- se dedicó a subir la gasolina y más el diesel, que es el combustible indispensable para la transportación de todo lo que usted se imagina y consumimos. NUNCA derogó la tenencia y aumentó el Impuesto al Valor Agregado del 15 al 16 por ciento; además de cobrar otros impuesto a Internet, televisión por cable y telefonía, para apretar más a la clase media y baja.

    Por ello, el líder de la bancada priísta en la Cámara de Diputados,, Francisco Rojas Gutiérrez presentó estos análisis que a continuación presentó:

    ¿DIEZ AÑOS DE LOGROS?

    El estado que guarda la Nación no es satisfactorio. En los últimos años se han agravado muchos problemas nacionales y se han creado otros. La vida cotidiana de la gente transcurre entre la aflicción, el desaliento y la incertidumbre.

    Los problemas que se viven en todos los estratos de la sociedad no son atribuibles a la fatalidad; se deben principalmente a una gestión poco eficiente, honesta y transparente de los responsables de las instituciones.

    La ausencia de una visión de Estado ha repercutido en el debilitamiento de las instituciones, y este es un daño sustantivo para la vida del país a corto y largo plazos.

    El país no marcha como lo hizo cuando México fue país de oportunidades, refugio de perseguidos, promotor de la paz y de la solidaridad internacional.

    La economía está estancada y la inversión nacional no crece porque el mercado interno es débil, ya que la mayoría de las familias no tienen recursos para satisfacer, en muchos casos, más que sus necesidades de supervivencia.

    La desigualdad se ha acentuado y puede empujar al país a la inestabilidad. El 10 por ciento de la población más pobre recibe apenas el 1.4 por ciento del ingreso, mientras que en el polo opuesto, el 10 por ciento de la población más rica acapara el 41 por ciento del ingreso.

    A falta de empleo no hay más opciones que la economía informal, emigración laboral o la puerta falsa de la delincuencia abierta o simulada.

    De una población económicamente activa formada por 47 millones de personas, sólo 15 millones tienen empleo formal y en los dos últimos años ha aumentado la proporción de empleos eventuales, los que trabajan menos de 15 horas a la semana y los que perciben ingresos de alrededor de dos salarios mínimos.

    El gobierno sigue sin poder impartir una educación de calidad y servicios dignos de salud. El desarrollo científico y tecnológico, clave para movilizar el potencial de toda sociedad, está estancado.

     

    Los derechos humanos no están garantizados en ciertas zonas del territorio nacional, incluso en ciudades insignia del desarrollo. Los derechos constitucionales a la alimentación y la vivienda no se ejercen plenamente.

    México está hoy tan lejos de la auténtica libertad, la justicia y la igualdad, como lo estuvo en momentos críticos de su historia; por ello, probablemente los daños más graves sean el deterioro de la cohesión social y el debilitamiento de las instituciones.

    Las políticas públicas no marchan satisfactoriamente; como se aprecia en este documento, los indicadores son negativos y no se pueden ocultar con campañas publicitarias.

    Según datos del INEGI, en los últimos años la economía ha crecido a una tasa media anual de apenas el 1.2 por ciento, mientras que la población se ha incrementado en 0.94 por ciento anual: por eso, el producto por habitante se mantiene prácticamente igual al del año 2000. Nos estancamos una década.

    En el periodo casi se ha triplicado el monto del Presupuesto de Egresos de la Federación, al pasar de un billón 195 mil millones de pesos en el año 2000, a tres billones 176 mil millones en el 2010, pero los problemas no se han resuelto. Se han despilfarrado los recursos petroleros; el gobierno ha contado con mucho dinero, pero se ha utilizado mayormente en gasto corriente.

    El Congreso ha construido el marco legal para respaldar la procuración de justicia y la lucha contra el crimen organizado y ha aprobado las propuestas legislativas, y los requerimientos de recursos del Ejecutivo Federal, pero continúan las ejecuciones y nadie resulta responsable de nada, sin que se aprecien resultados favorables o tendencias positivas.

    El país vive sobresaltado por una violencia que no se había visto desde las épocas más críticas de la Revolución. La inseguridad ha llegado al grado de afectar la cohesión social y la economía; su efecto ya se nota, entre otros, en el estancamiento de las inversiones privadas, la emigración de capital humano y la disminución de la Inversión Extranjera Directa y el turismo.

    En diversas partes de México, el Estado no puede garantizar la integridad física de las personas. La violencia criminal ha costado más de 30 mil vidas humanas y un gasto público de decenas de miles de millones de pesos.

    No se pueden seguir distorsionando los hechos con un triunfalismo que no se compagina con la realidad en la que vivimos. No es justo ni sensato que el gobierno privilegie los procesos electorales por encima de la resolución de los problemas que aquí se destacan: la inseguridad, el estancamiento económico, el desempleo y la desigualdad social.

    En estas páginas se analizan los indicadores más relevantes fundados en cifras oficiales, con el ánimo de contribuir a la discusión pública responsable y seria de los problemas nacionales. La información que aquí se ofrece pretende permitir formarnos una opinión sobre la actuación de los gobiernos de México en la primera década del siglo XXI.

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