INICIA EL CHAPULINEO POLÍTICO

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Análisis Político

Por: Abel González Sánchez

La descomposición y debilitamiento de los partidos políticos en México es evidente al dejar de lado sus principios ideológicos y abandonar a sus representados, prefieren hacer alianzas y buscar liderazgos en lugar de trabajar las bases e invertir el dinero que les asignan. Por otra parte la falta de formación profesional y principios éticos de los actores políticos permite que nuestra cultura política a la mexicana vaya cambiando, pero para mal, pues vemos ahora en forma natural que un político o funcionario brinque de un partido a otro y se cambie de camiseta como nada, sin limitación alguna, a lo que en el argot político le llamamos el chapulineo político, hoy es costumbre, pero nadie quiere imponer leyes para obligar a que todos los alcaldes, diputados locales y federales terminen hasta el final de sus mandatos para lo cual fueron electos.

Los momentos históricos políticos cambian, ni duda cabe, antes el PRI tenía pleno control de sus actores políticos, so pena de desterrarlos de la política por años, si los veían con el PAN, como único opositor, era penado por el tricolor y por los electores, los llamaban “traicioneros” y se topaban con muchos obstáculos, la democratización e incremento de partidos provocan cambios, antes el PRI, y hasta el PAN, en sus estatutos prohibían inclusive postular a una persona que haya pertenecido a otro partido, era considerado un chapulín traicionero y a la gente se le educaba de castigarlos, pero hoy varios actores políticos, brincan del PRI a Morena o al PAN o viceversa, se van al Verde o al PT brincando como nada y la gente ya lo considera natural, el PRI ha formado y surtido a todos los partidos incluyendo a Morena y a los más nuevos que están en trámite, por ser el mayoritario, ahora los liderazgos estatales y muncipales se dan el lujo de no hacer caso a los partidos y esperar a los momentos decisivos, lo curioso nadie sabe los estatutos de los partidos, por eso decimos que la gente ya no vota por el partido, sino por el candidato, aunque no sea del todo cierto, los partidos también influyen en las decisiones.

LOS PARTIDOS ABANDONARON A LA GENTE Debería preocupar a los partidos el rechazo que aumenta de la gente sobre sus acciones, hay desmoralización social y pérdida de credibilidad de los partidos, requieren revertir su primitivismo político y carencia de compromisos ideológicos para el bien del país. Deben revisar profundamente las tareas y compromisos que les impone el mandato constitucional de integradores de la representación política y social, perdieron la brújula de los proyectos de nación, no existe ningún proyecto de nación hasta hoy, pues el que diseñó el hoy presidente Obrador para consolidar a la 4T se lo desdibuja Morena. A los gobernadores les interesa mejor cobrar sus moches de los programas federales, estatales y municipales, y por ello concentran todo el manejo de sus finanzas hacia una sola cartera o bolsa estatal, no dejan a las Secretarías o dependencias estatales manejarse independiente,  a nivel federal ya ocurre lo mismo, las Delegaciones Federales ya no operan ni sus recursos asignados, ni tienen Delegados, hay desorden político, es el escenario nacional según los analistas políticos apartidistas, este tema está siendo comentado hasta por la gente común, genera mayor desinterés por los partidos y por sus gobernantes que llegan al poder, aumentando la desconfianza y el abstencionismo.

MORENA PIERDE SU MOMENTO HISTÓRICO El ciudadano está distante, marginado, borrado de ser el epicentro de las acciones del Estado, al ganar un gobernador, un presidente del país y hasta un alcalde cierra las puertas al ciudadano común y más lejos queda también la reconciliación entre sociedad civil y la clase política, lamentamos que estas nuevas generaciones de políticos que llegaron con Morena inexpertos en política, pierden el momento histórico del cambio y complican la imagen de su partido y hace más complejo la labor del presidente Manuel López Obrador, pues varios solo se dediquen a grillar y otros solo a cobrar sin hacer o gestionar nada, por ello la figura presidencial es la que le da vida a Morena y nadie lo puede negar. 

Basta señalar un ejemplo, los diputados Morenistas en Colima representados por Vladimir Parra ya pretenden ahora brincar de un cargo a otro sin terminar su mandato porque es la costumbre, cuando lo que deberían de hacer es de legislar al respecto, legislar el chapulineo antes de terminar su cargo. La nueva generación de políticos en Morena debería frenar la degradación política de la élite incrustada en los Congresos y en los Gobiernos de los Estados, como lo señalaba el ideólogo mexicano Luis Cabrera, los cambios del país inician en los Congresos no todo lo resuelve el presidente del país, pues el país y Colima padece también este fenómeno que no gobiernan bien por andar metidos en campaña permanente y retardan el desarrollo económico y social, pues muchos alcaldes y diputados locales, diputados federales y senadores no mueven ni un solo dedo para reformar la ley para obligar a que todos los servidores públicos del país incluyéndose ellos mismos, terminen su período para el cual fueron electos, para después asumir otro cargo.

Si analizamos por ejemplo a un alcalde o alcaldesa, en el primer año valora el diagnóstico de la realidad en sus finanzas y al año y medio ya anda muy ocupado grillando para ser diputado local, diputado federal o gobernador, además de promover a quién le dejará su silla para que gane y lo proteja, esta es nuestra cultura política que afecta al desarrollo nacional, situación que no pasa en otros países desarrollados. Tristemente vimos que los legisladores promotores del cambio aquí en Colima no pudieron ni bajarse el sueldo que prometieron en campaña, cuando vimos que el Congreso de la Unión si pudo, cumplió Ricardo Monreal y Mario Delgado y era más complejo, por ello decimos están perdiendo algunos morenistas su momento histórico, y en síntesis el chapulineo sí es válido, pero es una pena que ahora los partidos les rueguen a los liderazgos si se van con melón o con sandía, cuando antes era al revés, es triste y nada idelógico. ([email protected])