IMSS: HOSPITAL PARA MANZANILLO

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

Dudo que haya muchas  noticias tan relevantes las últimas semanas como esta en materia de infraestructura sanitaria: la construcción de un hospital en Manzanillo, y más en estos tiempos de pandemia cuando todo escasea, desde médicos hasta medicinas y demás servicios inherentes a la atención de la salud de las personas.

Por eso, celebro el anuncio reciente de que el IMSS construirá un nuevo hospital en ese municipio que sustituya al que construyó en I980 en un terreno al parecer inapropiado y que resultó dañado en el sismo  de 1995.   

A mí me tocó presenciar su inauguración por el presidente López Portillo siendo gobernadora Griselda Alvarez y director del IMSS  Arsenio Farell Cubilllas, eficiente como pocos en la administración de esta institución.  Recuerdo, por cierto, que por andarse tomando un coco, el representante de don Arsenio, Fernando Zertuche Muñoz, llegó tarde al acto inaugural y como pudo justificó su presencia – inasistencia al acto. Seguro le jalaron las orejas nomás llegando a la ciudad de México.

Manzanillo es una ciudad y puerto muy importante que debe ser revestida con infraestructura moderna y eficiente como un hospital de especialidades, que atienda no solo a los habitantes porteños sino que explaye su cobertura incluso a regiones colindantes de otras entidades. Se calcula que hay 100 mil personas de Colima y Jalisco que podrían recibir atención médica y hospitalaria. La verdad es que hace mucha falta la operación de un nuevo hospital, que acompañe e impulse el crecimiento y el desarrollo económico de la región costera.

Si, como se dice, la gestión definitiva para su construcción futura fue promovida  por la ex delegada de Programa Federales, Indira Vizcaíno, ante las autoridades del IMSS, esta se habría ganado una estrellita pues las viejas instalaciones del hospital fracturado tienen ya 25 años.

Seguro que algunos gobernadores o representantes federales de Colima en las cámaras  fracasaron en la gestión ante el IMSS para que tomara cartas en el asunto, muestra palpable del centralismo irrespirable que vive México. A pesar de que se pedía reacondicionar el edificio dañado para aprovechar lo que podía servir, hubo oídos sordos hasta que finalmente se destrabó la cuestión.

Es importante que el gobierno federal muestre sensibilidad ante las necesidades de salud de la población. Hay muchos problemas que resolver en esta área como consecuencia  de graves desatenciones de quienes estuvieron al frente de las responsabilidades sanitarias en el  pasado reciente, que abruman y perjudican a grandes sectores de población, aunque más a los  desfavorecidos.

Habrá, pues, una fuerte inversión federal en el IMSS para extender y mejorar la atención de la salud. No es poca cosas esta, si consideramos los costos que tienen que pagar muchos colimenses  que acuden con los médicos y hospitales privados,  donde dejan su patrimonio en pocos días o semanas de atención sin que se garanticen resultados favorables. Esta institución tiene que esforzarse en hacer cumplir el mandato constitucional de que sus servicios médicos beneficien a todos  los  mexicanos.

Tendrá que haber una planeación muy especial y efectiva en el arranque de su operación. Dotar al nuevo hospital de  los elementos suficientes que garanticen su funcionamiento en términos de eficacia y eficiencia. Ha de contar con médicos especialistas reconocidos, muy profesionales, con un stock de medicinas  que responda a las necesidades,  y con  equipos modernos que garanticen una atención de primera calidad.

Es deseable que se acelere el proyecto respectivo y que se respeten los tiempos para que el nuevo hospital sea pronto una realidad. La nueva infraestructura será fundamental, como ya dije, para apuntalar numerosas actividades comerciales, turísticas y portuarias en general. La 4T  se apuntaría con esa obra un buen logro y mostraría que en el nuevo régimen se hacen las cosas de manera diferente.