ESCUELAS COMO ESPACIOS SEGUROS

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Por: Jonás Larios Deniz*

La semana que terminó fue intensa en los centros escolares de preescolar y primaria; el motivo fue la celebración del día del niño y de la niña. La fiesta en cada plantel incluyó comida, bebidas, dulces y sorpresas que el personal preparó para darles alegría y enseñarles a vivir su infancia con entusiasmo.  Nuestra sociedad asume a la niñez como la mejor etapa de la vida porque, teóricamente, no hay preocupaciones ni problemas. Además, de acuerdo con la mayoría de los autores (as) de la psicología del desarrollo, es en los primeros diez a doce años de vida en los que se conforma la personalidad de un individuo, determinando en buena medida su vida como adulto. Es deber de los mayores, padres, madres, docentes, todos, evitar el sufrimiento que muchas veces conlleva el crecimiento y adaptación a las reglas y leyes que rigen a los seres humanos; así como las condiciones cada vez menos favorables que resultan de los procesos de globalización y sus efectos, tales como: pobreza, contaminación, violencia, odio entre los pueblos, etc. En 1954, “la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) recomendó que se instituyera en todos los países el Día Universal del Niño, una fecha exclusivamente consagrada a reafirmar los derechos de los niños y a destinar diversas actividades para lograr el bienestar de los niños del mundo. Fue el 20 de noviembre de 1959 cuando se aprobó la Declaración de los Derechos de los niños”. Cabe aclarar que en cada país se festeja el día del niño en fechas distintas; en México es el 30 de abril (http://www.nosotros2.com/familia-bebes-y-ninos/021/articulo/2941/sabes-porque-se-celebra-el-dia-del-nino). En Colima destacó la participación del Secretario de Educación, Oscar Javier Hernández Rosas, refrendando el compromiso del gobierno de José Ignacio Peralta Sánchez para propiciar que en las escuelas se mantengan ambientes cordiales y seguros para la niñez colimense; lo anterior fue expresado en el festejo del Día del Niño a hijas e hijos de trabajadores de la dependencia a su cargo (http://www.secolima.gob.mx/noticias/cargarnoticia/967).  Me interesa detenerme en el concepto “ambientes cordiales y seguros”, con el único afán de invitar a las autoridades de la Secretaría de Educación en Colima a la revisión de las leyes y reglamentos que el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) destaca como necesarios para impedir actos de discriminación en la población y particularmente en niños, niñas y adolescentes. “La discriminación es una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo, que a veces no percibimos, pero que en algún momento la hemos causado o recibido. Hay grupos humanos que son víctimas de la discriminación todos los días por alguna de sus características físicas o su forma de vida. El origen étnico o nacional, el sexo, la edad, la discapacidad, la condición social o económica, la condición de salud, el embarazo, la lengua, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil y otras diferencias pueden ser motivo de distinción, exclusión o restricción de derechos. Los efectos de la discriminación en la vida de las personas son negativos y tienen que ver con la pérdida de derechos y la desigualdad para acceder a ellos; lo cual puede orillar al aislamiento, a vivir violencia e incluso, en casos extremos, a perder la vida” (http://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=pagina&id=84&id_opcion=142&op=142). Resulta menester dar continuidad al Proyecto a Favor de la Convivencia Escolar (PACE) a cargo de la Dirección de Desarrollo de la Gestión y la Calidad Educativa, dicho proyecto indicó la elaboración del Acuerdo de Convivencia Escolar en cada uno de los planteles educativos (en sustitución de los reglamentos escolares). Es urgente que la Dirección de Desarrollo de la Gestión y la Calidad Educativa vigile que no haya deslindes de padres, madres de familia y del profesorado de dicha tarea; el Acuerdo de Convivencia Escolar de cada plantel asegurará y fortalecerá los “ambientes cordiales y seguros” mencionados anteriormente. No se ha olvidado el acto de violencia de la directora María Verján Paz “de la escuela primaria Miguel Álvarez García, ubicada en Colima capital, quien agredió verbalmente a sus estudiantes y ordenó que dos niñas no entablaran amistad para evitar casos de lesbianismo” (http://www.sinembargo.mx/06-12-2015/1570926). Al respecto, es necesario resaltar la falta de claridad en la sanción aplicada; no está claro de acuerdo con cuál ley o reglamento se fundamentó la resolución, cuál fue la resolución del caso y cómo se actuó para solventar el daño moral causado a las menores y sus familias. La construcción de “ambientes cordiales y seguros” exige el aterrizaje de las leyes y reglamentos para proteger a las niñas, niños y adolescentes y evitar que tales leyes y reglamentos se conviertan en letra muerta. Me preocupa la actitud de algunos supervisores escolares, directores y docentes que desdeñan o hacen caso omiso de las estrategias para combatir la violencia escolar, para confrontar la prácticas de negligencia de algunos padres y madres de familia (en la atención que deben dar a sus hijos), y para detener el deterioro de la dignidad de las y los estudiantes que viven discriminación crónica. Si eliminamos la discriminación en las escuelas podemos decir: ¡Feliz día del niño y de la niña!

*Profesor-investigador de la Universidad de Colima.