ÉRASE UNA VEZ UNA PRESIDENTA CON UN VESTIDO DE COLORES

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Por: Mayahuel Hurtado Ortiz

En un lindo puertecito, en la zona sur de un bello estado caracterizado por su cultura, sus actividades económicas y la calidez de su gente, habitaba una presidenta que llegó a la oficina de Juárez 100 como resultado de no una ola, sino de un Tsunami electoral, es decir,  la alta aceptación ciudadana  del entonces candidato presidencial  Andrés Manuel López Obrador, quien para gusto de muchos, disgusto de otros y susto de algunos más, fue quien se ganó ser de forma constitucional –ahora sí-  el ser presidente de la República, esto de acuerdo con el computo que realizara el Instituto Nacional Electoral y quien un mes antes de la elección, en un evento celebrado en Oaxaca, salió a pedir “voto parejo para todos los candidatos de Morena”, situación de la cual se beneficiaron cientos, más bien miles de personas que participaban en ese entonces como candidatos  a algún puesto de elección popular, llámese diputados locales, alcaldes, diputados federales, senadores,  y en algunos estados gobernadores; esta elección caracterizada por un voto ejercido a través de emociones y sentimientos, hizo que la gente saliera a votar y AMLO arrasó en diferentes entidades con resultados inesperados.

Bueno, aclarado el origen del triunfo de quienes hoy despachan como legisladores, ediles y gobernadores, continuemos con la historia de la presidenta municipal de Manzanillo Griselda Martínez Martínez, quien desde su toma de protesta le ha tocado avanzar con dificultad en sus acciones y decisiones en un municipio que requiere de soluciones urgentes a las necesidades de la ciudadanía,  enfrentando de entrada el tema de la recolección de la basura, los pagos pendientes en la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado, el dolor de muelas de los ciudadanos como lo es arreglar los baches y vialidades que son utilizadas por miles de motociclistas y automovilistas; y temas delicados como lo son el tener información oportuna de Protección Civil ante las contingencias climáticas que se presentaron, la primera de ella el día de su toma de protesta y posteriormente las que originara el huracán Willa y la tormenta tropical Vicente a su paso por Manzanillo, en donde la ausencia de información y comunicados para la ciudadanía fueron la constante.
Pero no le fue fácil integrar a su equipo, ha sido cuestionada por las decisiones tomadas para subir a su proyecto a integrantes que representan a los diversos partidos políticos , estableciendo acuerdos muy a tiempo para darles espacios y -según se aprecia-, establecer alianzas para tener de alguna forma la representación de las fuerzas políticas y avanzar en la agenda Manzanillo;  entre quienes podríamos citar a conocidos personajes como:  la perredista Martha Zepeda del Toro ex candidata a gobernadora y ex delegada del  partido del sol azteca; Eduardo Camarena Berra ex tesorero del ex alcalde de Colima Héctor Insúa, Miguel Salazar Abaroa a quien se le identifica como parte del grupo político de Nabor Ochoa,  Juan Maldonado Mendieta muy conocido en las filas del PRI, la ex diputada  Gabriela Sevilla Blanco de filiación panista, por sólo citar algunos y mientras que otros se quejan de que no se escogieron a militantes de Morena o ciudadanos con un buen perfil para el puesto, ante la falta de experiencia para gobernar –lo digo en el sentido en que nunca había desempeñado un cargo público- tomó la decisión de apoyarse en diferentes perfiles para integrar a su equipo de trabajo, en donde si hay gente de Morena trabajando, pero la apuesta de Griselda resulta interesante en cuanto a la pluralidad que propone al sumar gente de diferentes siglas, pero se vislumbra peligrosa en el horizonte del 2021, cuando se deben decidir los rumbos del trabajo realizado.

Por tanto tenemos una presidenta con un vestido de colores, quizá es más azul que de otro color, pero con la finalidad de trabajar en conjunto para avanzar en los pendientes de una agenda que no espera y atender a una ciudadanía que busca se le den solución a sus necesidades. Si es para el bien de Manzanillo – que así lo esperamos todos los ciudadanos y esto incluye a quienes votaron por Griselda o no- repito, si es para el bien de Manzanillo, para tener una ciudad más limpia, más segura, con mayores oportunidades para la gente que busca un empleo, para quienes viven del trabajo de la cadena logística, para aquellos empresarios, comerciantes y trabajadores de hoteles y restaurantes, si es para que se tenga más apoyo en las escuelas, el vestido de colores habrá valido la pena.
El tiempo es el juez más certero y el ciudadano el juez más severo, dejemos que este trabajo arranque y detengámonos a realizar una evaluación, recuerden que AMLO dijo, “ustedes ponen y ustedes quitan”.