PARA nadie es un secreto que a lo largo de décadas ha habido resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o de no pocos jueces y magistrados que han favorecido a los intereses de particulares o de poderosos grupos económicos e incluso han ido contra los intereses de muchos mexicanos y del país. Es innegable. Por eso, desde hace tiempo se venía hablando de que era necesario reformar el Poder Judicial para terminar con esa servil y corrupta actuación que se ha inclinado por los más pudientes o poderosos. Sin embargo, lo que menos se esperaba es que los ministros, los jueces y magistrados fueran electos directamente por el voto de los ciudadanos, como lo acaban de aprobar los cuatroteros de Morena y aliados en el Congreso de la Unión. Esto abre la clara posibilidad de que resulten electos aquellas o aquellos que no tienen siquiera el conocimiento jurídico, legal y técnico para desarrollar estas funciones de justicia, tomando en cuenta que la gente vota mayoritariamente en este momento por esos cuatroteros.
Y eso puede pasar porque los órganos electorales, quienes organizan y califican las elecciones (INE y TEPJF) están bajo el control del poder Ejecutivo y del Legislativo, lo que hace esperar que la mayoría de los miembros del Poder Judicial que resulten electos en una “contienda electoral” serán proclives a Morena y, por tanto, atenderán las órdenes, recomendaciones o instrucciones de la presidenta, los diputados federales y los senadores de este partido cuatrotero.
Lo anterior significaría pasar del régimen autoritario de Morena a una dictadura con la que estos cuatroteros consolidarían un país con millones y millones de mexicanos que los mantendrán postrados en la pobreza y la ignorancia para fortalecer un sistema socialista o izquierdista al estilo de Cuba o Venezuela, en donde la mayoría siga votando por ellos y aparezcan dictadores que quieren tener todo el control para sus fines políticos y económicos, cometiendo fraudes mediante los órganos electorales a su servicio.
Todo lo que México había avanzado, poco o mucho, con sus injusticias y demás, se está viniendo abajo con este nuevo régimen de Morena y está iniciando una nueva época en la que sólo mandan unas o unos, no las leyes o la Constitución.
AÚN hay muchos colimenses que siguen pensando que el dengue es como el de antes que llamábamos trancazo y después simplemente dengue, con los síntomas de fiebre, dolor de cabeza, de huesos y de articulaciones. Eso ya terminó desde hace algunos años. Estamos ahora ante un dengue más agresivo (con más síntomas y con más gravedad) y mortal. Antes era dengue clásico o hemorrágico, pero ahora que ha evolucionado el mosco transmisor y sus serotipos, ahora son tres: dengue no grave, con signos de alarma y grave, con síntomas agregados como náusea y/o vómitos; erupción cutánea, dolor retro-ocular, manchas rojas en la piel, prueba del torniquete positiva y baja producción de leucocitos o glóbulos blanco, así como dolor abdominal intenso y continuo; vómito persistente; acumulación de líquidos; sangrado de mucosas; letargo o irritabilidad; presión arterial baja postural, y agrandamiento del hígado, además de la disminución progresiva de plaquetas y de la hemoglobina o proteína del interior de los glóbulos rojos.
Este año, la situación del dengue es preocupante. Actualmente, para Colima se tienen reconocidos oficialmente -en el Sistema Especial de Vigilancia Epidemiológica de Dengue- alrededor de 3 mil casos confirmados (cuando serían 12 mil reales) y tres defunciones confirmadas, aunque de acuerdo al Informe Semanal de Vigilancia Epidemiológica este año se han registrado 28 muertes relacionadas con esta enfermedad, tomando en cuenta las defunciones confirmadas, en estudio y descartadas que han entrado al protocolo. Desde enero se observó un aumento inusual de casos y en mayo había un brote epidémico, pero no se reconoció oficialmente, por lo que no se hizo prácticamente nada, excepto el trabajo normal del área de Vectores de la Secretaría de Salud, como lo es el control larvario y el rociado intradomiciliario en casos probables. Sin embargo, desde agosto pasado estamos en una epidemia de dengue en la entidad, y aunque se han intensificado las acciones porque el nuevo secretario de Salud, Víctor Manuel Torrero Enríquez, sí ha reconocido la gravedad de la situación, no se ha invertido lo suficiente para mitigarla y evitar más desgracias debido a que la dependencia no cuenta con los suficientes recursos porque resulta que el presidente López Obrador decidió este año cepillar otra vez a la Secretaría de Salud para llevarse miles de millones de pesos más a la continuación y conclusión de sus proyectos sexenales del Tren Maya y Dos Bocas. Hay prioridades.
Por eso, ante esta indolencia y negligencia gubernamental, no queda otra más que cuidarse del dengue, y la mejor manera de hacerlo es teniendo limpias nuestras casas o centros de trabajo en esta temporada de lluvias con las sencillas medidas de lava, tapa, voltea y tira recipientes u objetos que almacenan o puedan almacenar agua -lo cual se lleva 10, 15 ó 20 minutos en hacerlo-, a fin de que ahí no se formen criaderos del mosco transmisor y hacer válida la lógica de que, si no hay criaderos, no hay moscos, y si no hay moscos, no hay dengue. Así de sencillo. Y esto es no sólo por la salud de nosotros y nuestras familias y amigos, sino también para no morir por esta causa.
ENFRENTAR la indiferencia y la inacción gubernamental se ha convertido en una tarea ardua para la asociación animalista tecomense “Siempre seré tu voz”, ya que según las recientes declaraciones de las activistas Liliana Gómez y Gabriela Resendis, es alarmante el número de denuncias por casos de maltrato animal que recibe la agrupación. En una entrevista, ambas coincidieron en explicar que muchos de esos casos son de abandono, pero también está creciendo el número de denuncias de violación a perros machos, a lo que se suman las barreras para combatir el maltrato animal que van más allá de la falta de sanciones, pues se trata del mismo sistema de justicia que, según Liliana Gómez, ignora las denuncias y, con ello, contribuye a una realidad desoladora en las calles. ¿Hasta cuándo actuarán las autoridades contra esos animales de dos patas? ¿El presidente municipal, el síndico y los regidores de Tecomán estarán esperando una demanda legal para obligarlos a cumplir el reglamento o la ley?
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