El rincón de la conciencia

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Por: José Antonio Valdés Mejía

En una ocasión una señora abordó un avión para viajar a Nueva York, y un niño entró también al avión buscando su asiento y se sentó justo al lado de la mujer. Durante el despegue, el pequeño se mostró siempre tranquilo sin presentar rasgos de ansiedad ni nerviosismo. En el transcurso del viaje, siempre tuvo un comportamiento muy educado. Se entretenía coloreando en su libro de pintar. El vuelo no fue muy bueno, hubo tormenta y mucha turbulencia. De momento, se presentó una fuerte sacudida, todos los pasajeros se pusieron muy nerviosos, pero el niño mantuvo calma y serenidad en todo momento.

¿Cómo lo hacía?, ¿Por qué su calma? La mujer que se encontraba a su lado le preguntó en forma exaltada: “Oye, ¿que no tienes miedo?” a lo que el niño en forma serena le respondió: “No señora…” y mirando su libro de pintar le dijo: “¡mi papá es el piloto!”.

Hay tiempos en nuestra vida que los sucesos nos sacuden un poco y nos encontramos entre la turbulencia. No vemos terreno sólido y nuestros pies no pisan lugar seguro. No tenemos de donde agarrarnos, y sentimos mucha inseguridad y miedo. Pero no hay que olvidar que nuestro amado Padre es nuestro piloto y que a pesar de las circunstancias, nuestra vida está segura en manos del Creador del cielo y de la tierra.

Recuerda, la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento estás pasando por una contrariedad, alza tu mirada al cielo, siéntete confiado y di para ti mismo:

¡Mi padre es el piloto!

 

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles CN COLIMANOTICIAS.