Rincón de la conciencia
Por: Antonio Valdés
Se cuenta que un día, un niño llamado Toño visitó a su abuelo, un hombre sabio y respetado por todo el pueblo de Lagunilla en el Estado de Hidalgo. Al final de la visita, Pedro le preguntó a su abuelo:
-Abuelo, ¿quién crees que es la persona más feliz del mundo?
El abuelo, sonriendo, respondió:
-Toño, el más feliz fue un hombre llamado Juan, quien vivió con amor y murió ayudando a los demás. Pedro, sorprendido, preguntó:
-¿Y después de Juan, quién es el más feliz? El abuelo respondió:
-Dos hermanas que cuidaron a su padre enfermo con amor y paciencia. Toño, un poco decepcionado, preguntó:
-¿Y yo, abuelo? ¿No soy feliz?
El abuelo, con una sonrisa, respondió:
-Toño, la felicidad no se mide en cosas materiales, sino en amor y bondad. No puedes decir que eres feliz hasta que hayas vivido y amado.
Toño entendió que la verdadera felicidad no se encuentra en las cosas, sino en vivir agradecido a Dios por lo que nos da y usar nuestra vida para honrarlo.
Por lo tanto, recordemos siempre los que dice la Biblia en Marcos 8:36 “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”
¡El hombre más feliz del mundo!
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