El juego del poder judicial

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Por: Ángel Durán.

 

El juego del poder judicial en el rol de aplicar justicia en el Estado de Colima, representa un quebranto para la democracia y una lucha por querer que se mantengan las cosas como están y; ¿cómo estamos? Quien lea este artículo sin discusión alguna, sabe que la justicia, aunque es a nivel nacional, en Colima tiene ingrediente adicional de “ineficiencia” intencional, ese ingrediente, es la voluntad férrea y la defensa por seguir aplicando la justicia que se ha construido durante sexenios anteriores y luchar a capa y espada por seguir manteniendo ese bajo nivel de calidad.

Recientemente en el que la comunidad jurídica, -bueno para ser realistas, una gran parte de ella- porque hay otra que representan organizaciones de abogados que sí parece están de acuerdo que así sea, muy respetable su opinión y su visión que tienen, sobre cómo se viene aplicando justicia, ese no es motivo de discusión de este artículo.

Decía, estamos muy mal en la aplicación y administración de justicia en Colima y es de manera intencional, y esto se puede demostrar fácilmente, ¿cómo? porque los integrantes del pleno del STJE, al momento de saber, que hay una molestia del gremio jurídico, han intentado calmarlo, descarrilarlo, en vez de hacer un análisis de lo que dicen; con lo que hacen han tratado de mandar un mensaje -no sé a quién pero ellos creen que la sociedad y a la comunidad jurídica-, de que ahora, sí van hacer las cosas bien, que se muestran interesados en mejorar las condiciones de justicia; por principio de cuentas, eso significa que reconocen -además así lo han dicho expresamente su presidente-, que tenemos un mal sistema judicial, y dicen que no estamos bien, pero su argumento es que no estamos bien, porque les falta dinero.

Argumento sin sentido, el poder judicial no ocupa más dinero, es importante que la legislatura analice a fondo la impartición de justicia del Estado, fue una promesa de campaña de quienes hoy detentan el poder, tanto a nivel nacional como estatal, es importante que las instituciones públicas no se les dé dinero que no ocupan, solo les deben dar lo que requieran para hacer bien su trabajo – el dinero que actualmente les dan es dinero perdido por la calidad de justicia- en Colima hay mala calidad de justicia y no se les tiene porque incrementar el presupuesto, si ellos no garantizan buena calidad de su trabajo para qué quieren más dinero; para acabar con un problema, necesitamos saber cuál es la causa y la falta de dinero no lo es, por lo tanto, el congreso, tiene que hacer un análisis profundo de cuál es la verdadera causa y que, mientras eso no se sepa, no se otorgue ningún presupuesto adicional, no lo ocupan, lo que se ocupa es, que se trabaje con honestidad, con lealtad a la institución y con un verdadero compromiso y vocación de administrar justicia conforme a derecho y no conforme a criterios personales y todos los días se la pasan pidiendo más y más dinero.

El juego del poder judicial en este tema, está enfocado en apagar el fuego de la inconformidad de la comunidad jurídica, de que ya no los critiquen, de decir, como van a mejoras la administración de justicia y cómo la han mejorado, pues que ya arreglaron los baños y que van a recibir las inquietudes de la abogacía; eso y nada es lo mismo, el mejoramiento de justicia debe ser; en dar los primeros pasos para erradicar las causas que los mantienen como ineficaces y empezar a transformar esa mala calidad hacia un sistema que garantice calidad, en respetar el servicio civil de carrera, en designar magistrados y magistradas bajo procedimientos de igualdad, en transparentar todo lo que hace el poder judicial, incluyendo en qué se gasta su dinero, en transparentar cuantas resoluciones dictan y los debates públicos que se hacen de ellas, en evaluar el desempeño de todos los integrantes del sistema judicial y en defender la autonomía e independencia del sistema y no estar alagando a otros poderes para que les den dinero; el día que el poder judicial de los primeros pasos para eficientar la justicia en Colima, será cuando informe estos cambios estructurales, mientras sigan limpiando baños o mostrando disposición para diálogo, no es un avance, es una cuestión administrativa. Este juego discursivo que lleva el poder judicial, no nos lleva a ningún lado.

 

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