¿EDUCACIÓN SOCIALISTA?

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Por José Díaz Madrigal

En días recientes el presidente López Obrador, se puso en defensa de la titular de la SEP Leticia Ramirez, el motivo se debió a la contratación que hizo de un personaje venezolano de extracción chavista, es decir comunistoide; para que participe en el diseño de los libros de texto gratuito, que la Secretaría de Educación Pública distribuye en las escuelas mexicanas.Como ya es costumbre en el ejecutivo, que la pasa pitorreándose desde la tribuna mañanera. En ésta ocasión arremetió contra los grupos que tienen otro punto de vista, distintos a los de él; diciendo con desdén que se trata de pura politiquería del conservadurismo.La controversia subió de tono, cuando desde la oposición le replicaron que los libros que regala la SEP, no deben de estar cargados de contenido ideológico populista, semejante al que echó a perder a todo un país, Venezuela con su llamado socialismo del siglo XXI, implementado por Hugo Chávez en los primeros años de su gobierno y, continuado por Nicolas Maduro hasta el día de hoy.López Obrador salió al quite del exfuncionario venezolano, al que se le dio no una posición menor, sino la jerarquía de una subdirección de la SEP; López justifica la llegada del chavista al sistema educativo mexicano, por la experiencia que tiene en la incorporación de lecturas de pensadores como Marx y Lenin.El método socialistoide en la educación, ya la hemos padecido los mexicanos. Hubo una época en nuestro país, en que por ley se decretó que la educación debería ser socialista. Concretamente fue en el periodo gubernamental de Lázaro Cárdenas, que el artículo 3° constitucional se reformó, estableciendo que la educación impartida por el Estado sería socialista.Aquella reforma se convirtió en un rotundo fracaso. La población en México por ese tiempo era mayoritariamente rural, de tal modo que en muchos pueblos y comunidades, buena parte de los padres de familia no inscribían a sus hijos en la escuela,  a causa de la educación socialista que se impartía en las aulas de clases.Cuando el profesor de un plantel escolar en Comala,  le preguntó a un padre de familia el motivo de no enviar a sus hijos a la escuela, éste que era un viejo ranchero, güero chapeado, contestó arriscándose el bigote: mire profe, yo le hablo al chile, sin rodeos, no los mando porque estoy inconforme con el artículo tercero constitucional; debido a que ataca la libertad de conciencia de los chiquillos, enseñando doctrinas socialistas, las cuales son contrarias a nuestras creencias y a nuestra forma de pensar.De la manera como sucedió en Comala, pasó también en el resto del país, que muchos padres de familia se declararon abiertamente en contra de la educación socialista, la misma que pretendía apropiarse sistemáticamente de la forma de pensar de niños y jóvenes a lo largo y ancho de la República, a través de otro tipo de valores.El régimen de Cárdenas, logiero implacable muy afín al concepto marxista, estaba llegando a su fin. Lázaro deseaba imponer como sucesor a Francisco J. Múgica, otro marxista más radical y perverso, que había sido mentor de Cárdenas por muchos años. El detalle aquí es que intervinieron los gringos, que de plano se negaron a tener una sucursal de La Unión Soviética en su patio trasero.Quien reemplazó a Cárdenas en el puesto, fue el caballeroso Manuel Ávila Camacho. Durante la administración de éste presidente,  se escuchó la voz del pueblo. Propuso al Congreso y se aprobó el fin de la educación socialista, quedando ese experimento como un fiasco en el devenir histórico de la educación mexicana.Ahora otro marxista trasnochado y en la cumbre del poder, vuelve a la carga con la intención de inocular gradualmente el germen del marxismo-leninismo en la educación de nuestro México. Contagiar a la niñez, a los jóvenes con este tipo de ideologías, es atarantárlos, embrutecerlos; es negar su verdadera libertad.   “A cierta edad, se puede ser marxista.    Pero quien continúa siéndolo a los 40, es un imbécil”.    -Churchill-