Luis Rosales Chávez|COLIMANOTICIAS
Tecomán, Col.- Cinco días de un calvario interminable, que terminó en un bebé nonato muerta y un caso más de los incontables que adjudican a un doctor de la clínica del IMSS Tecomán. 39 semanas de embarazo y esperanzas para una joven familia que concluyeron fatídicamente en la falta de humanidad de un médico.
Todo esto fue lo que vivió Karla Janeth Carrillo Ávalos y su pareja Arturo Valentín Ruiz Ochoa, quienes esperaban a una niña.
Todo inició el pasado domingo primero de mayo, cuando la joven Karla Janeth Ávalos Carrillo comenzó a presentar dolores de parto, “mi esposa tenía 39 semanas de embarazo”, relata su pareja, Arturo Valentín, por lo que el domingo, alrededor de las 3:30 de la madrugada, se trasladaron al Hospital General de Tecomán.
Tras una revisión médica, a la joven pareja le manifestaron que madre y bebé se encontraban bien de salud, “que mi bebé está bien, que se mueve, que escucha su corazoncito, pero que mi mujer todavía no tiene dilatación (…) que por el momento no tenía dilatación”.
Aun cuando en esa revisión le expusieron que la joven se encontraba en labor de parto, no fue internada, por lo que se dirigieron a casa de los padres de la mujer a esperar la cita programada al día siguiente, lunes 2 de mayo.
Cuando se presentó a dicha cita, una ginecóloga “de nombre Laura, le checa y le vuelven a decir lo mismo” sobre la situación de salud de la niña nonata. “Hasta el miércoles (programan la otra cita). Igual, no quieren que se quede allí y me la regresan a la casa”.
Sin embargo, los dolores del parto se intensificaron, hasta el punto que la joven no podía resistir más, “el miércoles por la noche, mi esposa ya no aguantaba los dolores y la llevé por el área de urgencias ahí por alrededor de las 10:30 de la noche”.
Tras esto, la mujer fue internada y el esposo fue canalizado a la sala de espera, hasta que un médico, identificado como Rubén Gómez Huerta, se acercó a Arturo Valentín Ruiz, quien con un ultrasonido y un electrocardiograma en la mano, le explicó la situación de la bebé y su madre.
En la explicación “el doctor (…) se empezó a comportar de una manera prepotente conmigo”, argumentando que “tu mujer entró llorando” al área médica, además de señalar que “o iba a soportar el parto natural pero le dijeron “’trae nomás un centímetro de dilatación’”, expuso.
Ante esto, el joven le reclamó al doctor Rubén Gómez “‘¿cómo doctor? Usted me está diciendo que un centímetro cuando la doctora me dijo que traía dos centímetros de dilatación’ y con voz prepotente me dijo ‘bueno, dos centímetros o uno, para mí es igual, ¿aquí quién es el doctor? ¿Tú o yo?”.
Aun con los dolores, aun cuando el pronóstico era parto mediante cesárea, la mujer fue sacada del área médica y la pareja enviada a casa de nuevo, ahora con una cita programada para el jueves 5 de mayo a las 7 de la mañana.
Debido a la preocupación del joven por la situación de su esposa, éste le preguntó al doctor Gómez Huerta si su mujer pudiera ser atendida antes de la hora en caso de una complicación, a lo que el galeno respondió “a la hora que traigas va a ser igual, tu esposa no se va a poder aliviar con parto natural”.
Las horas se volvieron días para la mujer, quien con dolores cada vez más agudos durante toda la madrugada de ese jueves, tuvieron que trasladarse al centro médico a las 6 de la mañana. La joven fue de nuevo canalizada al área médica y su pareja de nuevo enviado a la sala de espera.
Media hora después salió el doctor Rubén Gómez, quien de nuevo y por última ocasión, le dijo que la bebé estaba bien, reiterando de nuevo que la niña no nacería por parto natural.
Esto provocó molestia en Valentín Ruiz, quien le reclamó al doctor “¿por qué no me lo operó si usted me dijo que iba a ser cesárea de todos modos?”, quien sin más, se retiró del lugar, “bueno, yo ya paso a retirarme. Esperen al doctor de la mañana”, le dijo el médico al joven.
La fatal noticia
Media hora después, la joven fue intervenida por otros doctores, una enfermera volvió a pedir la presencia de Arturo Valentín. “(La enfermera) no me miró a los ojos, sólo me dijo que vendrían a hablar conmigo”. Ahora, otro médico, identificado como Mauro Cruz Pérez fue quien le dio la triste noticia al joven.
“Mi niña falleció dentro del vientre de su mamá”.
“El corazón no se le escuchaba”, detalló el joven, “no fue una diferencia de media hora en el que el doctor Rubén Gómez Huerta me dijo que mi niña estaba bien hasta que me dijeron que estaba muerta”.
El calvario no terminó allí, ya que la mujer, quien había sido internada cerca de las 6:30 de la mañana, no fue intervenida de cesárea para retirarle su hija no nacida hasta cerca de las 3:10 de la tarde de ese día.
Esta trágica situación se suma a otras que han sido adjudicadas a al doctor Rubén Gómez Huerta, inclusive señaladas por propio personal médico del lugar.
“Muchas personas me dijeron que no nos dejáramos, que denunciáramos”. “Este doctor ya lleva varias”. “Que no dejáramos, que no bajáramos las manos, que lo denunciáramos porque ya llevaba varias este doctor”.