DEL CÁLLATE CHACHALACA A CÁLLATE MEROLICO

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Por José Díaz Madrigal

Fue a propósito de la campaña presidencial de 2006, en que López Obrador decía al público: esperen nada más que  llegue yo a la presidencia de la república, para de inmediato bajar el precio de los combustibles; gas doméstico y gasolina para los autos.

Vicente Fox, presidente de México en aquel entonces; reviraba las propuestas del candidato López Obrador, sin decir su nombre. Fox argumentaba que no era racionalmente sano para las finanzas, incrementar los subsidios en combustibles; sin desbalancear las cuentas del presupuesto general de la nación.

Con este tipo de respuesta contundente, no dejaba margen para refutarlas. Desde luego que  se sentía aludido y agraviado en su creciente populismo el candidato perredista de aquel tiempo; así que siendo fiel a su carácter pendenciero y exhibicionista, sin poder contradecir una posición que era saludable para las finanzas del país; no perdió oportunidad para motejar a Fox con una expresión llamativa y elocuente: cállate Chachalaca. Que según el candidato era la manera de tratar de ridiculizar a Fox, a falta de una respuesta decorosa.

Ese apodo folclórico que le endilgó a Fox, se convirtió sin ningún miramiento en caballo de batalla, en muchas de las concentraciones a las que convocaba en aquel año. Mientras tanto Vicente Fox, que para nada tragaba al tabasqueño, arremetía  contra este de forma medio oculta, para no transgredir la ley electoral, decía: los demagogos y los populistas se dedican a engañar a la gente a mentirle al pueblo.

Vicente Fox que hizo un gobierno medianón, con ciertos rasgos de soberbia; pero sobre todo, con falta de valor personal para haber trascendido como un buen presidente. Cuando menos tuvo razón en advertir, el peligro del populismo; en este punto no se equivocó.

Un politólogo de América del sur, califica al populismo con las siguientes características: primero crean una idolatría por el gobierno, el gobernante y las cosas que este hace; segundo punto, se hacen víctimas inventando la creencia de que todos los males que nos aquejan; provienen de la oposición local y del extranjero, tercer punto es el engaño democrático; sin ser demócratas, cuarto punto es la funesta obsesión igualitaria, que lo único que hace es aumentar la pobreza en todos los niveles sociales; excepto ellos, los gobernantes.

Lo que nos sucede en la actualidad a los mexicanos con este gobierno, parece una calca de como caracteriza este politólogo sudamericano al populismo; casi no nos salimos del guión de esta lúgubre novela, poco falta para seguir al pie de la letra sus indicaciones.

En resumen, el populismo busca la manera de tener controlado al pueblo con; promesas, migajas de pan y con acciones espectaculares sin mucha eficiencia, pero que les reditúa  en su clientela política; impresionandolos y  apantallandolos con golpes aparatosos, con poca sustancia, esencia o materia; más bien cargado con un apetito de venganza.

López Obrador, en el transcurso de sus embestidas mañaneras; no deja de repetir que vamos bien económicamente, ha dicho muchas veces que se está haciendo un manejo profesional de la pandemia; que la curva se está aplanando. De plano a los habitantes de este país, de los que buscamos informarnos por medios alternativos no de los que son aduladores de carrera; nos quiere ver la cara de tarados, como si no nos diéramos cuenta de lo que realmente pasa.

En 2006, sin ninguna consideración le gritaba a Fox: cállate Chachalaca, porque el presidente le decía sus verdades. Ahora que López Obrador está en la presidencia, se le acentuó el mal de la verborrea engañosa, la verborrea de los charlatanes de feria; se le acentuó la verborrea de los curanderos de la calle, que hace promesas (obviamente falsas) de que el producto milagroso que él vende, hace maravillas.

A estas personas que hablan mucho, no hay que darlas por buenas; aquí en México, los conocemos como merolicos y, logran atraer a mucha gente a su alrededor; por su habilidad para cautivar al público sin malicia. Este mismo público, cuando se sienten estafados por el personaje parlanchín; los han llegado a abuchear, diciéndoles: cierra el pico, merolico mentiroso.

López Obrador le gritaba con coraje a Vicente Fox: cállate Chachalaca, con los mismos arrestos se le puede gritar, ahora que ha decepcionado al pueblo: cállate merolico.