COLIMA, TIERRA VIOLENTA

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

De acuerdo con el Instituto para la Economía y la Paz (IEP), el 2018 fue el año más violento que se haya registrado en nuestro país,  y el nivel de paz  se deterioró 4.9 por ciento, lo que constituye el tercer año consecutivo a la baja. Este deterioro se debe al aumento en la tasa de homicidios, que pasó de 24 a 27 por cada 100 mil habitantes. El impacto económico de la violencia en 2018 alcanzó 5.16 billones de pesos, lo que equivale al 24 por ciento del Producto Interno Bruto. En otras palabras, gran parte de lo que producimos lo gastamos en protegernos de las cosas que no hacemos bien como país. Y cada vez hay menos inversionistas que arriesgan sus capitales por la inseguridad creciente. 

222 fosas halladas en apenas los cuatro meses del año, y 380 cadáveres más los que se acumulen en este 2019, dan cuenta  de la violencia nacional y de la magnitud del fracaso no ya en su eliminación, que esto es soñar,  sino en su contención. ¿  Y qué cree usted? En esa contabilidad, Colima está entre los cinco estados con más muertos hallados  bajo tierra. Tenemos este liderazgo y muchos otros más como el de más homicidios dolosos y en asaltos a casas habitación.

 Diario La Jornada difundió  que para estudiar el nivel de paz de este índice, el centro de investigación empleó cinco indicadores: tasa de homicidio, delitos con violencia, delitos cometidos con armas de fuego, cárcel sin sentencia y crímenes de la delincuencia organizada. En este contexto, el IPM registra un retroceso en los niveles de paz en 22 estados de la República Mexicana y mejoras únicamente en 10.

La cifra se obtuvo al medir los costos directos que implica desplegar medidas de contención de la violencia así como los indirectos, que contemplan aspectos como la falta de productividad por inseguridad y miedo. Resalta que nuestro país es el que dedica menos presupuesto a su fuerza policial y sistema judicial en términos porcentuales del PIB de las naciones miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Detalla la OCDE que en 2017, los estados registraron una media de 110 elementos de seguridad pública por cada 100 mil habitantes, lo que muestra falta de recursos humanos suficientes. Réstense a esta cifra los elementos que no funcionan y los que no actúan con responsabilidad. Además, según datos recientes, México tiene sólo 3.5 jueces y magistrados por cada 100 mil habitantes, muy por debajo del promedio global que es de 16. Este déficit de jueces se traduce en que menos casos vayan a tribunales y contribuye a bajas tasas de condena. Y es razón de impunidad. México no sólo debe invertir más en sus sistemas de justicia e instituciones sino de forma más inteligente, especificó aquel estudio. La pregunta es si no se genera más productividad en justicia por falta de juzgadores o por arreglos en lo oscurito de funcionarios con litigantes o interesados en los procesos

 “No se saldrá de esta crisis si no se siembran los valores que predica el Evangelio, porque  “no es una ética laica ni un voluntarismo bien intencionado lo que salva al hombre, lo que salva a la humanidad es Cristo”  Solo Cristo puede limpiar el corazón de quienes  sacrifican a tantas personas tan ferozmente, de quienes hacen víctimas a otros, roban y saquean a los pueblos, o anidan en su alma rencores y deseos de venganza, sentenció antes de dejar el cargo de arzobispo Norberto Rivera Carrera.

El sistema educativo nacional debe preocuparse por generar personas íntegras, comprometidas, con sentimientos comunitarios, solidarios con su país para que luego sean padres generosos y formen en la buena moral a sus hijos.  Tiene que prescindirse de los malos educadores, de profesores grillos y apáticos y reconocer abiertamente a los que si cumplen con su apostolado. A estos, todo; a aquellos, nuestras reservas.    

Los padres de familia tienen que ser más responsables, no procrear si no van a poder educar a su descendencia porque puros problemas se originarán con gente mal preparada. Los medios han de poner su parte y difundir más materiales vinculados a la práctica de valores. Necesitamos paz, mucha paz, la necesaria para que en verdad valga la pena luchar por la felicidad de todos.

Todo ser humano tiene derecho a vivir, a disfrutar y tener oportunidades para fincar su felicidad. La violencia es hermana del mal, o mejor dicho es el mal mismo,  destruye lo que el amor construye. Paz en el corazón es nuestro  compromiso.