‘Casas-jaula’, el hogar de miles de personas

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*En verano, cuando las temperaturas superan los 30 grados y aumenta la humedad, el hedor es insoportable

EXCELSIOR

HONG KONG.– Desde su pequeña ventana, Wong Lee mira hacia un edificio nuevo de cristal, donde hay departamentos de lujo. Si saca la cabeza, puede ver bien las casas de los ricos. Pero él es uno de los “hombres jaula” de Hong Kong que, debido a las elevadas rentas en la metrópolis asiática, sólo puede permitirse un pequeño cuarto.

Los dos metros cuadrados que ocupa el suelo acolchonado están rodeados por una verja amarilla que recuerda a las de una perrera. Todo lo que Wong posee está en esta jaula; los zapatos sobre un cartón. Este hombre, de 47 años, no puede ni sentarse con la espalda recta ni tumbarse estirado. Dice que su situación ya no es tan mala.

“Es mejor que tener que vivir en la calle”, afirma mientras su mirada recorre la sala. Una superficie de unos diez metros cuadrados alberga tres hileras con tres “jaulas” cada una. En un rincón hay un viejo refrigerador; en otro, suena un reloj. Algunos vecinos cuelgan su ropa lavada a mano en las rejas. En total, 21 personas comparten tres estrechos cuartos de baño. No hay cocina en esta “vivienda”, pero sí dispone de WiFi. “Ahora paso aquí unas diez horas”, cuenta y se sienta encorvado en su jaula.

La situación de la vivienda en esta región administrativa especial china es catastrófica en la excolonia británica que desde 1997 pertenece de nuevo a China.

La imposibilidad de acceder a una casa contrasta con rascacielos de departamentos de lujo.

Hong Kong, con sus siete millones de habitantes, es una de las metrópolis con más densidad de población del planeta.

La cifra de personas que vive sin contrato de alquiler es de 171 mil 300, “pero calculamos que es mucho más alta”, señala Chick Kui Wai, de la ONG Society for Community Organisation, que ayuda a personas como Wong Lee. Unos 50 mil viven en este tipo de “casas-jaula”, creadas en los años 50 del siglo pasado.

Wang Lee trabajaba antes como vigilante y pudo comprarse una vivienda gracias a la ayuda de un fondo estatal. Pero entonces enfermó. No podía trabajar y tuvo que vender la casa. Como ya recibía ayuda estatal, no pudo solicitar una vivienda social. Ingresa 715 dólares. Paga mil 700 dólares hongkoneses al mes por su “jaula”, sin contrato.

Al medio día nadie aguanta estar en la “jaula”. “Por el día, estoy en el médico o en cafés”, dice sonriente. Las cosas de valor las guarda en su mochila. Las “jaulas” se cierran con gruesos candados, y unas cortinas aportan intimidad. “No hablamos mucho”, dice este hongkonés sobre su relación con sus vecinos. Algunos de ellos tienen alguna discapacidad.

Dos “jaulas” superpuestas es legal; tres ya no. Tampoco está permitido que en una vivienda residan más de 12 personas.

Desde la calle, la casa con las habitaciones “jaula” pasa inadvertida. Se sitúa entre una tienda de juguetes y un restaurante. En verano, cuando las temperaturas superan los 30 grados y aumenta la humedad, el hedor es insoportable. En un rincón hay una lata con colores brillantes: contiene spray venenoso para ahuyentar a las chinches.

Los albergues para personas sin hogar no abren hasta que las temperaturas no bajan de los 13 o 14 grados.

Muchas personas viven en restaurantes de comida rápida, túneles de metro, edificios de oficinas o alquilan instalaciones industriales, a menudo sin baño ni cocina. “A muchos ni siquiera tenemos acceso”, declara Kui Wai.