CANDIDATOS, ACEPTEN EL RETO

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Por José Díaz Madrigal

Casi era medio día del domingo pasado, cuando se produjo el mortal accidente. Este tuvo lugar en el cruce de la vía del tren, que conduce a las colonias del Mirador de la Cumbre de aquí de la ciudad de Colima. Como quiera que haya sido lo que provocó el fatal percance, el caso es que en esta ocasión, quedaron tres muertos en el interior de una pequeña camioneta siniestrada.

Hoy en día los trenes que pasan por Colima, ya no tienen la utilidad que en otros tiempos si tenía, para la mayoría de habitantes de esta entidad federativa; al contrario se han convertido en un intermitente dolor de muelas, sobre todo para las personas que por necesidad tienen que cruzar la vía del tren para ir al trabajo o de regreso a sus casas. Además para quienes viven en las cercanías, por los largos y ensordecedores pitidos de las locomotoras. A los maquinistas no les importa que sea de noche o que sea de madrugada; les tiene sin cuidado sí la gente está durmiendo, ellos jalan la cadena de la potente corneta,  escuchando el silbido a varios kilómetros de distancia, así les marca el protocolo.

Hace unas semanas, en los noticieros matutinos, informaban de un piloto de una línea de aviación mexicana, que había despegado a media noche de una ciudad en Europa con destino a la ciudad de México; poco después de que levantó vuelo, pidió permiso a la torre de control para sobrevolar a poca altura únicamente para contemplar desde el aire la ciudad de la que había salido. La controladora, que era una mujer consciente le responde: por  supuesto que no, a esta hora la gente está dormida, no voy a permitir que usted los despierte  con el ruido de las turbinas del avión. Cuanto respeto el de esta dama que sin pensarlo dos veces, protegió el buen dormir de las personas de aquella ciudad.

La diferencia por el sagrado descanso a que tenemos derecho las personas, a dormir bien se evidenció en la controladora que de inmediato demostró la respetabilidad por la gente durmiendo.

La contaminación acústica de nuestro medio, ha llevado a que los habitantes de áreas ruidosas, tales como los vecindarios aledaños a las vías de ferrocarril, tengan menos horas de sueño, padeciendo de cansancio crónico, insomnio, irritabilidad y hasta menor tolerancia de unos con otros por causa de la continua y estresante fatiga.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) emitió la regla: NOM-81-SEMARNAT, específicamente el art. 151 de esa norma, regula que las fuentes productoras de sonidos, no deben rebasar los 55 decibeles en el día y 50 por la noche. Los silbatos del tren con 100 decibeles, duplican los límites establecidos por la norma oficial mexicana. Un sonido de 70 decibeles produce efectos desquiciantes, cuanto más un pitido de 100 decibeles a las dos de la mañana.

Por otro lado la SCT, es la dependencia oficial que otorga las concesiones a las empresas particulares dueñas de los ferrocarriles. Esta Secretaría tiene reglamentado los cruces de vías del tren. La Ley de Vías Generales de Comunicación, en su art. 42 dice de modo abreviado: los cruzamientos de vías, solo podrán hacerse por pasos con puentes superiores o puentes inferiores. Las obras de construcción de estos puentes, siempre será por cuenta del dueño de la empresa ferroviaria.

Tal como se puede observar,  la SEMARNAT tiene reglamentado el límite de los decibeles de sonido que se permite, así como también la SCT tiene bien ordenada su ley en relación a los cruces de vías del tren. Ninguna de las dos dependencias del gobierno, cumplen con sus funciones, es decir, es puro hacerse de la vista gorda, es corrupción o es miedo de las autoridades que se encargan de aplicar la ley.

El dueño de Ferromex, la línea de trenes que pasa por Colima, es Germán Larrea. Este empresario mexicano, tiene todo el perfil de hombre duro y hermético; en los últimos años es la persona que más ha crecido en porcentaje su fortuna, hasta llegar a ser el segundo individuo más rico del país. Es dueño de Grupo México que maneja múltiples minas en México y el extranjero.

La pregunta de un ciudadano común es: ¿porqué  ese hombre no cumple con la ley que regula los trenes? será acaso ¿porque se trata de un hueso duro de roer? o quizá también ¿Porque es un tiburón muy grande y, con su dinero puede hacer lo que le plazca? No lo sabemos. Pero tampoco nos daremos cuenta, sí de parte del pueblo afectado no hacemos la propuesta a los candidatos de que se cumpla con la ley y se construyan los puentes. Una de las propuestas que hizo Griselda Álvarez a Colima, era que iba a construir el puente del tren en el Rey Colimán, la gente confió y le dió su voto y ella por su parte, cumplió su compromiso.

Querer es poder, dice el dicho. El candidato que acepte el reto de hacer cumplir la ley en materia ferroviaria, se echa a la gente a la bolsa, ya que este es un planteamiento muy sentido y útil para la sociedad; sí se lo propone, ya siendo gobierno es relativamente fácil de cumplir; puesto que no le va a costar económicamente a la administración que presida. En caso de que se niegue German Larrea, tomemos el ejemplo de Michoacán, en este lugar, tan solo por exigencias de privilegios que quieren los estudiantes de la Normal de Tiripitío, cierran y no permiten pasar los trenes de carga, hasta lograr su objetivo y, eso que la demanda no es de interés público. Con mayor razón sí se trata de cumplir y hacer respetar la ley que está violando German Larrea, y esta si es de interés público.

Son decenas de colonias, por mencionar algunas: Los Miradores, Los Milenios, La Estancia, El Moralete, San Pablo, El Tivoli etc. Además de muchas comunidades fuera del área urbana de todo el estado de Colima, que resultan afectadas por el tren. Esto significa que se contaría con miles de personas para formarle un grandísimo borlote a Germán Larrea, hasta sacarle el compromiso de los puentes en las zonas urbanas y de plumas o barreras automatizadas en áreas suburbanas, que de modo paralelo dejaría de pitar el tren, por no haber necesidad y, así mismo disminuirían notablemente los accidentes automovilísticos contra el tren.

Entre los siete aspirantes que quieren despachar desde la oficina principal del viejo edificio que está a lado de la Catedral de Colima, sus propuestas en su mayor parte son de carácter general, a excepción de una que quiere entregar la casa donde han vivido los últimos 13 gobernadores de Colima, más como gesto de revancha populista, que de verdadera utilidad para la ciudadanía.

El candidato que se quiera calar de adeveras, que pruebe su fortaleza y acepte el reto de levantar la bandera de una causa justa y noble. Sería premiado con el voto popular como se recompensó en su momento a Griselda Álvarez.