La Federal de Seguridad como de ordinario se le llamaba en el ámbito gubernamental, sirvió a 7 presidentes. Nació con un Miguel, Alemán y murió con otro Miguel, De la Madrid. En 1985 se decidió su extinción.
En el transcurso de su vigencia, se produjo el periodo histórico que se conoce como La Guerra Sucia. Éste lapso de tiempo tuvo como meta principal, neutralizar, controlar o en su caso eliminar a guerrilleros izquierdistas demasiado obstinados e irreductibles que no quisieron alinearse con el orden establecido. En los años cincuenta y sesenta, trajeron entre ceja y ceja al expresidente Lázaro Cárdenas por borlotero, pues era un constante dolor de muelas en varias administraciones, hasta que Díaz Ordaz lo puso quieto.
A partir de mediados de los sesenta, hasta principios de los ochenta, hubo más de 20 grupos guerrilleros izquierdistas en distintas regiones del país. Fue uno de los tiempos que más chamba tuvo la DFS. Según datos que se conocen de ese periodo, se contabilizaron 905 personas desaparecidas que abarca desde Gustavo Díaz hasta Miguel de la Madrid.
Un grave error, en mayo del 84, por asuntos personales un director civil de La DFS, ordenó la muerte del periodista Manuel Buendia. A De la Madrid se le hizo bolas el engrudo, se desató un tremendo escándalo mediático, que lo orillaron sin remedio a decretar el cese de la otrora útil agencia.
La DFS murió cuando la dirigía un civil corrupto. Sin embargo en el correr de más de 30 años, sirvió al pueblo de México, para mantener la paz y tranquilidad. El dato de los 905 desaparecidos es peccata minuta en comparación de los 57 mil desaparecidos o los casi 200 mil homicidios que hubo en poco menos de 6 años que duró la administración lopezobradorista o para no irnos tan lejos en el corto trayecto de tiempo que lleva Claudia, han desaparecido más de 4000 personas y asesinado alrededor de 12 mil.
La culpa de toda esta inseguridad no es más que del deschavetado tabasqueño, que aprendió el modelo de las avestruces, que consiste en esconder la cabeza sin combatir la delincuencia, con su fallido programa de abrazos no balazos. Para ejemplificar, es como sí una persona con un cáncer se le deje a su suerte sin hacer nada para que no desarrolle metástasis, claro que sí no se le extirpa a tiempo, el cáncer la va a invadir. De la misma forma, al ofrecer abrazos al cáncer de la delincuencia, ésta creció de manera expansiva por que no se extirpó a tiempo.
Platicando con un militar que se retiró por edad recientemente, me comentaba: nosotros en la SEDENA tenemos labores de inteligencia, que nos permiten saber quienes son los malhechores y también la vía para encontrarlos. Se tiene mucha información, pero desde altos niveles del gobierno, no nos dejaron trabajar nomas por pura falta de voluntad del poder ejecutivo al que pertenecemos.
La izquierda que tanto se atacó en la época de la desaparecida DFS, arribó por fin al poder con AMLO a la cabeza y en la actualidad continúa con la sucesora. Hace años, bien lo decía el slogan de un partido rival: Los izquierdistas son un peligro para México. No resultó lejana ni fallida esa esa consigna, terminó la paz y tranquilidad. Acabaron con la seguridad.
Así pues, como se añora el puño de hierro que caracterizó en sus buenos tiempos a la DFS, cuando la dirigían militares de carrera. Ya que ofreció y dió resultados, como su nombre lo indicaba, Seguridad para toda una generación de mexicanos.