ANÁLISIS

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Por: Luis Ávila Aguilar

*Transcripción integra de artículo

En esta ocasión transcribo de forma integra interesante artículo de “hijo de tigre pintito “, con gran similitud en ideales al de su extinto señor padre: (al final su nombre, espero que con su sola lectura de con su autor).

Me preocupa. Me preocupa que ve o a un país olvidado por sus líderes, quienes se concentran en sacar adelante sus carreras y a sus partidos antes que a su gente. Me preocupa ver un abismo de desigualdad y diferencia, permeado por lo la infame indiferencia de quienes tienen la responsabilidad de honrar la confianza de su gente.

Me preocupa ver que en el Congreso imperan el caos y la desunión, que los “triunfos” de mis diputados sean ver quien difama más al otro o quien silencia con más fuerza. Que exista aura de trabajos inconclusos y que los pocos que se dedican al trabajo son sopesados por quienes se dedican al ultraje.

Me preocupa ver más respeto en las tribunas de un clásico de futbol mexicano que en los escaños y curules legislativos (¿que se puede esperar de la raza?). Funcionarios públicos ausentes o sumisos (NISI) (ni trabajan, pero si cobran) y fuerzas policiales abandonadas o corrompidas es el maltrato que nos dejan nuestros gobernantes.

Benditas aspiraciones de nuestros jóvenes con tanta materia prima corroída. No es sorpresa que “ni estudien ni trabajen” si el sistema educativo es cada vez menos adecuado y continua decayendo gracias a quienes se supone deben levantarlo. El empleo y las oportunidades son virtualmente inexistentes y nuestra economía es tratada con la lujuria de unos cuantos.

Me preocupa mi tierra, sangrando a borbollones, con sangre nacional y extranjera, de quienes depositaron confianza en unos cuantos. Me preocupa que “esos cuantos” tampoco sean eficaces por que “algunos muchos “se empeñan en que fallen con tal de alzarse el cuello y alardear “se los dije”.

La desigualdad de ideas nunca ha sido crimen, pero el callarlas y asesinarlas es nuestro nuevo movimiento nacional. Miles de millones de pesos, de nuestro dinero, de nuestros impuestos se reparten a “unos cuantos” para hacer bien “muchos nadas”, mientras tanto, nuestros niños tienen hambre, tienen sed y tienen miedo.

Miedo no de una inseguridad que crece sin medida, sino de lo que seguramente terminarán siendo: seres olvidados y marginados por su patria y a quienes luego les reclame de “· holgazanes”. Se les castigará por ineficientes y por no saber aprovechar las infinitas oportunidades inexistentes que tuvieron. Nuestros niños ¿pero que demonios les hicimos?

Me preocupa todos y cada unos de los miembros de mi familia, mas de 112 millones de ellos, que miran al futuro sin rumbo certero, ese rumbo que nuestros predecesores se negaron rotundamente a asegurar y que ahora miran con desconcierto y alegando que “no es su culpa”. Y la pelea continua; y las divisiones incrementan; y las diferencias se exaltan; y nuestros niños mientras tanto sufren. ¿Pero que te pasa, México? ¿En que momento se volvió rutina suicidarte?

Me preocupa mi gente, que prefiere esconderse frente a una pantalla de televisión que detrás de un libro, o mejor aún, de un oficio. Me preocupa que la política de desarrollo colectivo nacional en estos momentos pareciera que se llama “resignación” pareciera que se llama “derrota” (difícil pelear contra las diversas mafias que se apoderan de los puestos públicos para saquear al país).

Me niego rotunda y enfáticamente a quedarme dormido, a darme por vencido. Así me tachen de por vida por demente o inadaptado. Que ilusos somos todos al pensar que México necesita héroes, si lo único que le hace falta es la atención de sus ciudadanos, o mejor quizá, unos cuantos mas de estos.

Este es el movimiento de la tercera insurrección mexicana, cuyo campo de batalla se libra en nuestros propios corazones, donde las únicas armas que encontremos y utilicemos deberán ser la paz, el trabajo y la patria: suficientes muertes ha soportado lo sagrado de este suelo, y la tierra que se tiñe de tojo con la sangre de mi sangre es testigo de mi entrega. La batalla se gana en el corazón de nuestra gente, al denunciar nuestras propias faltas al país y a nuestra estampa.

Si dijo Luis Donaldo Colosio, acertó, es un artículo textual que transcribo de la autoría de Luis Donaldo Colosio Riojas hijo de nuestro insigne y extinto líder, y del cual, por su contenido derivo en lo personal, encabezará en un tiempo no lejano un movimiento social importante en nuestro país en favor de las gentes…al Tiempo.