ANÁLISIS

0

La corrupción: tema político electoral en actuales campañas

Por: Luis Ávila Aguilar 

El tema de la corrupción en nuestro país se ha convertido hoy en día en un tema político electoral para atraer la atención del ciudadano y luego el voto en las urnas, que le permita a tal o cual candidato o partido político el ascenso al poder, sin mediar la ética o principio moral, siendo al final también esta actitud, corrupción.

El asunto de la corrupción no es nuevo en México,  ni en el mundo entero, existen vestigios y ejemplos muchos  de corrupción  para la obtención de un cargo,   privilegio, el logro  de un fin,   interés  económico, social y por qué  no,  hasta de tipo sexual.

La corrupción en México es un asunto de tipo cultural,  en donde pareciera que la traemos genéticamente hablando, en la sangre, nos fue heredado desde la conquista española hasta nuestro días, al  extremo de ser actualmente  un asunto que se ha convertido en lema político, de campaña electoral, pero es solo eso;  campaña,  la corrupción ahí está siempre perenne, siempre presente.

Desde la perspectiva ciudadana la corrupción está ligada con el gobierno y la prestación de servicios que este otorga,  no obstante,    la corrupción va más allá y   está presente en el conjunto de la sociedad. El INEGI da a conocer un dato que nos ilustra; la tasa de incidencia de corrupción en nuestro país es de 24 mil 724 habitantes de cada cien mil, lo que refleja que este fenómeno social es preocupante, independientemente de partidos, convicciones o religiones.

Existen diversas tipologías de la corrupción, como la extorsión, soborno, peculado, colusión de funcionarios para la obtención de un fin económico, fraude, tráfico de influencias, falta de ética, falsificación de documentos, aviadores, venta de plazas, la piratería, el otorgamiento de un recurso económico para obtención de un fin,  entre muchos ejemplos de corrupción.

 

La corrupción es  un flagelo que debemos conjuntamente atacar;  sociedad y gobierno,  para  erradicar, juntos,  este mal  que nos aqueja, no basta con la proclamación de leyes porque  es un asunto de cultura no de regulación,   no sólo  de partidos políticos o del gobierno,   es de todos es de ética personal,  pero no aparentar atacarlo   en cambio  con el discurso político y convertir el tema en bandera electoral para obtener votos.

Pero, son los candidatos en campaña, quienes mañana serán  representantes populares o titulares de los poderes ejecutivos en sus distintos niveles, quienes más tienen  que predicar con el ejemplo,  para enviar al conjunto de la sociedad mensajes claros de trasparencia y honestidad y no en cambio,  aventar la piedra y tener la conducta,  sellada por la corrupción.