¿AMLO SATÁNICO?

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Por José Díaz Madrigal

Fue don Artemio del Valle, un escritor saltillense especializado como pocos en relatar hechos ocurridos en tiempos de la colonia. Por su trabajo diplomático en España, tuvo oportunidad de consultar el Archivo de Indias en Sevilla; lugar donde tienen almacenado gran parte de documentos relacionados a las colonias españolas en América.

A mediados del siglo pasado escribió La Güera Rodriguez, citada en los archivos. Siendo la güera la mujer más preciosa, simpática y ocurrente que hubo en la Nueva España; todo mundo la quería y todo mundo quería estar cerca de ella. Cautivó a personajes como Simón Bolívar, el alemán Humboldt y a Iturbide el consumador de la independencia mexicana.

La güera era tan irresistible, que se había convertido en la terrible obsesión de un feo y desventurado bizco, puesto que la traía clavada en la mente de día y de noche, al hallarse locamente abatido por su belleza, cuando pasaba a lado de ella se le quedaba viendo embobado. Era tanta la enfermiza fijación por la hermosa rubia, que decidió venderle el alma a satanás, con el fin de hacerse de ella.

Don Artemio refiere el encuentro satánico que tuvo el bizco una noche bien oscura. Pues resulta que se fue a un campo solitario y en el suelo dibujó un círculo con una rara vara de cerezo, dizque cortada precisamente el último amanecer del año, día de San Silvestre y, en ese garrote enredado un trozo de soga de ahorcado. Dentro del círculo puso unos signos enigmáticos, que por paga le había enseñado a trazar un brujo; luego roció todo aquello con la sangre de una gallina prieta, a la cual en ese mismo sitio le acababa de cortar el pescuezo. Con similitud al rito del senador de Morena, ésta misma semana.

Apenas terminó de recitar la abominable invocación, misteriosa y eficaz, cuando oyó un grande estruendo multiplicado por los ecos y, de entre una gran humareda muy pestilente surgió un diablo que a pesar de la tenebrosa oscuridad, se veía bien claro que era muy espantoso; con el cuerpo color de sapo viejo, cola movediza y altos cuernos.

El enamoradizo invocador sin asustarse, ni con temblores en la mano ni menos en la voz, le dijo muy decidido: diablo, dame veinte mil pesos que necesito, tráeme a La Güera Rodriguez que necesito mucho más y en cambio te daré mi alma.

El horribilisimo demonio respondió: oye tú, no me ofrezcas tu recochina alma que ya es mía por todo lo que haces a diario. Sí quieres tener dinero, trabaja para que lo ganes grandísimo sinvergüenza y, en cuanto a La Güera Rodriguez, para mi la quisiera, tuerto desgraciado.

Al decir el maligno cada una de estas palabras, le salía lumbre por la boca y al terminar la reprimenda, se escuchó otro gran ruido como grandes piedras que se derrumban sobre láminas metálicas, brotó de la tierra una alta columna de humo apestoso, en la que de un salto se metió el ángel del infierno y junto con ella se deshizo, pero dejó como todo demonio una putrefacta jedentina. A lo lejos sonó una gran risotada. Anda y tizna tu madre pinche diablo hediondo, -dijo el despechado bizcorneto- levantado el brazo en un amplio ademán. Luego se largó muy triste a su casa.

La semana que terminó, fue polémica por la defensa que el presidente hizo del culto a la santa muerte. Después de que un cercano colaborador promoviera una camiseta con el símbolo de la muerte y una leyenda que dice: un verdadero hombre nunca habla mal de LÓPEZ OBRADOR. El ejecutivo federal sin tapujos salió al quite defendiendo y apoyando a los adoradores de la santa muerte, dándole a ésta secta, la categoría de religión; que nada tiene que ver con las religiones que si tienen un registro el la Secretaría de Gobernación.

Especialistas en estos temas, comentan que mucha gente ha sido engañada -¿el presidente será uno de ellos, puesto que la defiende?- con el rito de la adoración de la muerte; que en realidad no es santa. Sin embargo esa gente ha caído en la trampa de que teniendo una imagen, recibirán muchos favores. Pero también a los adoradores les advierten acerca de querer salir de ese culto, les remarcan que renunciar a ella, caerá sobre ellos toda su cruel venganza.

El especialista sigue diciendo, muchas personas -parecidas al tuerto de la historia- queriendo remediar sus problemas aceptan la adoración; sin saber que quien realmente se esconde detrás de la santa muerte, es el mismísimo satanás, quien los ha comenzado a atormentar cuando quieren abandonar su culto, por tal motivo tienen miedo de sufrir las consecuencias.

Para no tener miedo a escapar de sus garras, tenemos como fundamento la palabra de Dios: EL HIJO DE DIOS APARECIÓ PARA DESTRUIR LAS OBRAS DEL DIABLO. . . 1Juan 3,8