Luis Rosales Chávez| CN COLIMANOTICIAS
Tecomán, Col.- El alcoholismo continúa siendo una de las principales adicciones que afectan a la población del municipio de Tecomán, y lo más alarmante no es solo su prevalencia, sino la temprana edad a la que se están iniciando los consumos, advirtió Daniela Téllez Enciso, trabajadora de la clínica de atención residencial en adicciones Cara Varonil, ubicada en la colonia Primaveras del Real.
“Claro que sí tenemos problemas de alcoholismo, y muy graves”, afirmó Téllez. “Hay muchísima demanda en tratamientos, tanto por alcoholismo como por dependencia a otras sustancias como el cristal, la marihuana y otras drogas ilícitas. Es un problema amplio y creciente.”
Uno de los datos más inquietantes es la edad de inicio en el consumo. Aunque la clínica Cara Varonil atiende únicamente a personas de entre 18 y 59 años, debido a la estructura de su programa, Téllez señaló que se han registrado reportes de consumo desde edades sorprendentemente tempranas. “Están empezando ya desde los 12 años, incluso hemos sabido de casos de niños de apenas 8 años”, reveló.
Esta situación representa un reto para las instituciones de salud mental y tratamiento de adicciones, ya que actualmente no existen clínicas de rehabilitación residencial especializadas para menores de edad. No obstante, en Tecomán operan espacios como los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones (Cecosama), los cuales trabajan especialmente en la prevención entre niños y adolescentes.
La especialista subrayó que el entorno familiar tiene un papel determinante en la aparición de estas conductas. “En el hogar se forma gran parte del comportamiento del niño. Si ve a sus padres consumir alcohol con frecuencia o si esa conducta es normalizada en fiestas familiares, es muy probable que repita ese patrón”, explicó.
Téllez Enciso indicó que este modelo familiar se ha replicado por generaciones, y es una de las raíces más profundas del problema. “Los niños son como esponjas: absorben todo lo que ven. Si crecen en un ambiente donde el consumo es habitual, lo verán como algo normal y perpetuarán ese círculo, que muchas veces también conlleva violencia. Romper con ese ciclo es lo verdaderamente difícil”, añadió.
El alcoholismo, enfatizó, no es solo un problema individual, sino un fenómeno que impacta a la familia y a la sociedad en general. Las consecuencias afectan el rendimiento académico, el desarrollo emocional, las relaciones familiares y, en muchos casos, abre la puerta a consumos más peligrosos.
Ante este panorama, especialistas en adicciones destacan la urgencia de reforzar las estrategias de prevención desde edades tempranas, promoviendo el acompañamiento familiar, la educación emocional y el acceso a servicios comunitarios de salud mental.
“No basta con atender al adicto cuando ya está en crisis; debemos intervenir antes, en las familias, en las escuelas, en los barrios, para evitar que los niños se conviertan en parte de una estadística que cada día crece más”, concluyó Daniela Téllez.