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ALIENTO A LA ACTIVIDAD PRIMARIA DE LA ECONOMÍA NACIONAL

Por: Felipe Díaz Cortez

La Reforma al Campo Mexicano, un sueño que ya lleva varios lustros y que muy poco avanza. Basta ver a la mayoría de los productores del campo, con espacios limitados donde el uso de la tecnología es muy costoso.

Y para ilustrar esta terrible situación les comento que en una ocasión murieron un médico, un ingeniero y agricultor, los tres llegaron al cielo y recibieron la invitación de volver a la tierra. Tanto el médico como el ingeniero manifestaron haber vivido una vida plena y llena de satisfacciones por todo lo que ambos realizaron y declinaron la invitación; en cambio el agricultor, que nunca logró uno solo de sus sueños, que siempre vivió en un estado de supervivencia, dijo: “Señor, gracias por esta oportunidad de volver a la tierra, haber si ahora sí logro una buena cosecha”.

Esta es la situación de millones de personas que viven y trabajan en el campo; no dudo que hay algunos en condiciones prósperas, pero son los grandes terratenientes y los que más beneficios oficiales reciben.

Recientemente, uno de mis compadres, lleno de ilusiones presumió su maizal, la verdad muy bonito, con un color verde bandera, hermoso cultivo. La desilusión llegó cuando quiso vender el elote, no hubo mercado y menos un buen precio. No logró obtener ni el dinero que invirtió, se quedó con grandes deudas sin saber cómo salir de este atolladero. Al grado que ya pensó irse al norte para pagar lo que debe.

Otros, como los productores de limón, cuando no les llueve les llovizna. El HLB los trae por la calle de la amargura.

Y así podemos mencionar más casos como la caña, por ejemplo, cultivo en los que muchos confiaron por ser uno de los más rentables y porque no había uno solo cañero pobre; ahora con las plagas ya no encuentran la puerta.

En un escenario así, la promesa del Presidente Peña Nieto de hacer de México una potencia alimentarios, cae como una bendición de Dios.

El Presidente dice emprenderá una reforma al campo mexicano que permita liberar el potencial, la fortaleza y el crecimiento de la actividad agropecuaria. Esto para hacer un campo más productivo, más rentable, espacio de vida digna para quienes ahí viven y también una actividad sustentable.

Y como el agricultor que aceptó la invitación de Dios para regresar a la tierra, hagamos votos para que en esta ocasión los sueños de ver un campo rentable se hagan realidad. En lo personal soy un convencido de que un campo fuerte, conlleva a una nación fuerte, principalmente porque en la tierra está la fuente de la vida.

Seguro estoy que si el actual Gobierno Federal, personificado en el Presidente de la República, logra sacar al buey de la barranca, se le hará un monumento del tamaño del mundo. Gracias señor Enrique Peña Nieto por el aliento al campo y por mantener viva la esperanza de una buena cosecha.