ADULANDO AL FUTBOL

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Jorge Martínez|HMX TV

Otra más de Pumas… ¡Basta con un maullido!

Es sabido que el puma, a pesar de su tamaño, no es normalmente clasificado entre los “grandes felinos” porque no puede rugir, ya que carece de una laringe especializada y el hueso hioides del jaguar.

Al igual que los gatos domésticos, los pumas vocalizan bajos, silbidos agudos, gruñidos, ronroneos, así como gorgojeo y silbidos. Y justamente esos pitidos se han trasladado a las tribunas donde los fieles auriazules piden a la directiva universitaria que funge como la laringe del felino, piedad, ayuda, socorro y auxilio.

Y es justamente la gerencia que sigue sin atinarle, pues han buscado desesperadamente desde hace tres años un hueso hioides –es decir un técnico- para devolverle la identidad, la mística, la exactitud, la sinonimia y sobre todo, ese rugido que alguna vez intimidó a sus presas.

Desafortunadamente aquellos taimados, fieros, gatunos y ladinos se han domesticado y llevan casi cuatro temporadas con pedicure en las garras; paradójicamente los que han evolucionado y más aún, perfeccionado los rugidos son los aficionados, ¡basta ver sus rostros de impotencia y recelo!

Lo que sucedió ayer en Ciudad Universitaria entre Pumas 3-0 Delfines de Ciudad del Carmen, es lo más ridículo y triste que he visto en los últimos meses; Los “gatitos” echando toda la carne al asador con su cuadro súper titular en contra de unos pececitos que andaban todos espantados temblando de frio, se veía que su territorio no es justamente la tierra.

Yo les pregunto: ¿Tiene algún mérito esta victoria como para que entre hoy y mañana la prensa se vuelva loca y diga: “despertaron los pumas”, “ratifican a Trejo”, “partidazo de Universidad y goleada”, “ganan en casa después de nueve meses”, “Trejo ya encontró la formula, que se quede”?… Si los Trejo quieren el indulto, tendrán que meterle los mismos tres a Tigres. ¿O no?

Supersticiones de los pueblos que, ciertas o producto de la fantasía, se creen con convicción profunda; pero no hay mejor señal de un amor que termina cuando nos vemos directamente a los ojos y descubrimos solamente silencio y vacío en la mirada que tenemos enfrente. No hacen falta señales; sólo necesitamos ser sinceros con nosotros mismos, y retirarnos a tiempo para evitar dolores mayores. Sino pregúntenle a José Luis Trejo, quien ya tiene la honorable marca del ser el peor técnico en la era de Jorge Borja: Su más reciente derrota ante los Diablos Rojos del Toluca fue la sexta desde su llegada al conjunto felino.

Desde el 7 de septiembre del 2013, día en que debutó con los sureños de sangre azul y oro, Trejo sólo ha ganado un partido y empatado cinco, dejando su porcentaje de efectividad en un pobre 22 por ciento, mucho menor al de Joaquín del Olmo (38%), Mario Carrillo (41%) y Antonio Torres Servín (40%). En resumen, de 12 juegos apenas ha ganado uno, ha perdido seis y ha empatado cinco.  

José Luis Trejo Montoya de 62 años, podría terminar como el peor Director Técnico de los Pumas de la UNAM, en una de las épocas más grises del conjunto universitario en sus 52 años dentro de la Primera División. Trejo debería hacerse un lado y no empeñarse a luchar contra la marea que implora con vehemencia el regreso del vigoroso e hijo pródigo, Hugo Sánchez.

No seguiremos hablando de su crisis que no me pasa desapercibida, empero, es latente y obvia. Mejor contestemos la siguiente pregunta: ¿Quién podría odiar a Pumas, siendo el equipo representativo del complejo más importante de América Latina?… No tengo nada en contra de Pumas, ni de sus jugadores, ni de su presidencia y dirección técnica que parece caducarse si remembramos viejas glorias y hazañas, mucho menos de sus seguidores. 

Siempre he dicho y pongo de ejemplo, que las relaciones de cualquier tipo son como una regla de 30 centímetros, cuando las cosas no andan bien, la contraparte siempre juzga, critica, destruye y hace lo imposible por hacer sentir mal al que falló… y a pesar de que sólo son 5 centímetros los que están fallando de esa regla, nadie o muy pocos son capaces de reconocer que en evidencia, hay otros 25 centímetros comprobables de buenos momentos, de glorias, de alegrías y de rotundos éxitos. 

Pero a pesar de su pésimo momento, hay algo que diferencia al equipo del Pedregal; es un club caballero, existe una ética universitaria  que vale tanto para el fútbol como para la vida.

Al Pumas no le importa lo que haga el Guadalajara o el Atlas, incluso el Cruz Azul y el América, acérrimos rivales y también son grandes semilleros en los últimos lustros… a Universidad solo le importa lo que haga o deje de hacer su equipo.

Sus aficionados y seguidores, son capaces de cantar el himno de la UNAM cuando pierden y de apoyar hasta el fin como “perros fieles” y a pesar que en las “vacas flacas” no aparecen en demasía sentados en las tribunas, hay que reconocerles sus actitudes a la hora de cantar con júbilo su himno y reverencia al escudo que los llama e identifica.

Hace poco en el plano estrictamente futbolístico, criticaba la política de los fichajes de Pumas: “se surtieron de ahuehuetes y pirules”, ¡además con alevosía!

Por eso el asombro, Pumas después de muchos años, se llenó de extranjeros y limitaron el sueño del canterano. Y antes de concluir y para no abundar en las inversiones del Pumas, mejor aportaré una recomendación a sus directivos: “Para comprar cualquier producto o herramienta, hay que ver primero las especificaciones”. El hablar bien o mal de los equipos, jugadores, directivos y personajes alternos a los clubes, es nuestro trabajo, más no nuestro derecho…  ¿Ingrato?, pienso que sí.

 

Contacto: [email protected] Twitter: jorgemtzpires

 

 

*Director de Deportes HMX Mundo Ejecutivo TV y Columnista del diario deportivo OVACIONES