2022 es el año más violento contra la prensa en América Latina

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Foto de Archivo EFE/ Jose Luis de la Cruz

*Denunció la Fundación para la Libertad de Prensa

CN COLIMANOTICIAS

México.- El 2022 es el año más violento contra la prensa en América Latina de los últimos 30, denunció el director de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), Jonathan Bock, durante el Foro Latinoamericano de Periodismo, que se celebra este fin de semana en Bogotá, en el marco del Festival Gabo.

“En lo que va de año, 57 periodistas han sido asesinados en todo el mundo, 25 de ellos en América Latina y el Caribe. Este año se perfila como el más violento en América Latina y el Caribe en las últimas tres décadas”, declaró Bock, quien agregó que incluso hay organizaciones que reportan hasta 31 asesinatos de periodistas en la región.

“Esta situación está asociada a un proceso de deterioro general de la percepción de la democracia a nivel global y de una normalización de ciertos regímenes totalitarios, como China, de la que los únicos que nos recuerdan que es una dictadora son Reporteros Sin Fronteras” (RSF), comentó al respecto Jaime Abello, director general de la Fundación Gabo.

La realidad cotidiana en países latinoamericanos como México o Colombia ilustra el panorama descrito en el informe presentado por la Fundación para la Libertad de Prensa en el Foro Latinoamericano de Periodismo.

ASEDIO CONTRA PERIODISTAS EN INTERNET

Una de las causas es la estigmatización en Internet, dado que el señalamiento público por parte de los gobernantes hacia los periodistas suele implicar un efecto cascada que hace que los informadores se enfrenten también a muchedumbres que los silencian.

Un aspecto preocupante es el denominado abuso en línea. Cada vez se documentan más agresiones a periodistas en redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea, un problema ante el cual, las respuestas de los Estados y las plataformas se han mostrado insuficientes.

En países como México, Colombia y El Salvador además está documentado el uso de tecnologías altamente invasivas en las comunicaciones de los periodistas, como el caso del software de espionaje Pegasus. Por si esto fuera poco las fuerzas de seguridad también realizan perfiles y monitoreo constante de las publicaciones.

Hay muchos países en los cuales no existe ninguna política para la protección de los periodistas, y en aquellos donde existen mecanismos, estos no cumplen cabalmente su función, señala el documento presentado por la FLIP.

En una atmósfera de impunidad es fundamental que los Estados tengan mecanismos que los comprometan con la seguridad de los periodistas. Pero son necesarias, además, medidas complementarias, porque la condena de los atentados no disuade necesariamente a los autores, recalca el informe.

La desinformación se ha convertido en un arma contra el periodismo que se emplea especialmente en periodos electorales para confundir a la audiencia y manipular sus decisiones además de silenciar voces críticas y posicionar determinados temas en la agenda pública.

Por último -concluye la FLIP-, la legitimidad y credibilidad del periodismo también están siendo cuestionadas, toda vez que se consolida entre la ciudadanía un sector que rechaza el papel del periodismo en la democracia.

Con información de EFE