“Videgaray, Ochoa Reza, el PRI y el 2018”

0

Por: Eric Ricardo Ramírez Álvarez*

Hace unos días me preguntaron en un foro de análisis de los resultados electorales del 2016, si el PRI ya podía dar por perdida la Presidencia en el 2018, esto fue un poco después de que renunciara Manlio Fabio Beltrones, pero antes de que Enrique Ochoa Reza resultara ungido el nuevo Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del partido tricolor.

A pregunta expresa del moderador, sobre si el PRI podría darse por derrotado tras los desastrosos resultados del 5 de junio pasado, en aquel foro referí que el revolucionario institucional no tenía todo perdido rumbo al escenario electoral del 2018 en donde se habrá de renovar la Presidencia de la República, y expliqué más o menos lo siguiente: “Todavía no se puede dar por derrotado al PRI (en ese momento), porque aún puede realizar dos o tres movimientos estratégicos que le permitan reencausarse y uno de ellos es el próximo nombramiento de su Presidente nacional, en donde si Enrique Peña Nieto, quiere guiar a su partido por el camino correcto se abstendrá totalmente de enviar a un integrante de su equipo o un perfil vinculado a él, pero francamente dudo que lo haga.”

No nos equivocamos, Peña Nieto optó por uno de los suyos, en una inexplicable cerrazón por mantenerse fiel a la convicción de que su Gobierno y proyecto es digno de cacarearse y de que sus reformas son dignas de enarbolarse políticamente  con su falsa percepción de que esto le habrá de generar simpatías rumbo al 2018. Concediéndole  con esta actitud la razón a la ya famosa y lapidaria frase del “The Economist”, puesto que simplemente: “no entienden que no entienden”.

Pudiendo dar un golpe de timón reestructurando el gabinete, enjuiciando a un par (por lo menos) de gobernadores y designando a un perfil ajeno a la tecnocracia y al grupo Atlacomulco, Enrique Peña Nieto mejor optó por mantenerse firme en su proyecto político y de gobierno. En donde nadie de su equipo tuvo los arrojos de para decirle que “El Rey está desnudo”, como dice la famoso fábula, y hacerle ver que de mantenerse así estarían cavando su tumba electoral en la próxima elección presidencial.

Ignorando totalmente lo que el librito le dictaba hacer a Peña Nieto, prefirió cederle todo el control de la sucesión presidencial a su más cercano operador político, Luis Videgaray, quien hoy se sabe es el hacedor de Enrique Ochoa Reza. Y quien siempre ha tenido una preponderante opinión en los temas más significativos de todo el Gobierno Federal. Al cederle al grupo de los tecnócratas la sucesión presidencial, el PRI y Peña pueden darse ahora sí por derrotados.

Primero que nada, porque la vieja guardia no los ve con buenos ojos, cuestionan su capacidad y hasta la militancia del nuevo líder tricolor. Además recordemos que inclusive el vapuleado Manlio Fabio refirió al Presidente previo a su renuncia que veía una operación adversa de alguno de sus colaboradores contra el PRI en las pasadas elecciones, específicamente de Videgaray y Meade. Acusó un sabotaje, por decirlo llanamente. (Véase Serpientes y Escaleras, Salvador García Soto, 21-06-2016)

Dicho sabotaje no podría tener otro fin que el hacer quedar mal a Manlio para sacarlo de la jugada presidencial o para hacerse del control del PRI, o para ambos propósitos, tal como hoy ya lo han hecho.

Muy mal mensaje mandó el Presidente de la República al cederle el control a quienes orquestaron la mayoría de las reformas que prometían prosperidad y bienestar ayer, y que hoy solo han traído inestabilidad política, desencanto y desaliento social.

Otra vez un Presidente perfila a la tecnocracia en el panorama político, tal como lo hizo De la Madrid con Carlos Salinas. Es por todos bien sabido que Enrique Ochoa Reza, así como Videgaray, pertenecen a ese selecto grupo que hoy gobierna México y que desde los 80´s han ido tomando posiciones relevantes dentro de la función pública, con su firme convicción en el modelo neoliberal, derivado de su formación académica del ITAM y su posterior certificación en las agencias de exportación (Universidades) del modelo económico que privilegia a los países prósperos y perjudican a los tercermundistas, de donde irónicamente provienen quienes se van a estudiar allá. Caracterizados por su indolencia y por su amplia devoción a la privatización de las ganancias y a la socialización de las pérdidas. Por ejemplo: Carlos Salinas, José Ignacio Peralta Sánchez,   Pedro Aspe, Emilio Lozoya, José Antonio Meade, y un largo etcétera.

Lo peor de todo, es que al tomar las riendas del PRI el grupo de tecnócratas comandados por Videgaray, tienen en su poder la plataforma que habrá de servir a sus mezquinos intereses para dos posibles fines: 1.- Jugar una candidatura Presidencial que encabece el mismo Secretario de Hacienda, Aurelio Nuño o José Antonio Meade, si es que se mantienen en la misma línea en la que lo han hecho siempre, que al igual que Peña y como dice la canción , “le dan la razón los espejos”, y termina el ego traicionándolos creyendo que realmente tienen alguna posibilidad de retener la Presidencia; o  2.- Poner un candidato blandengue ,  palero y gris para que el PRI termine sirviendo de bisagra al PAN o algún candidato “independiente” patrocinado por ellos. Desde luego que a costa de una negociación. ¿De qué? Solo ellos saben. Pero vaya que tienen cosas que negociar, la más importante quizá: impunidad.

Esta tesis no es descabellada ni innovadora. Así le hicieron en la pasada elección en Veracruz, en donde al final sacrificaron al PRI optando por mover la balanza hacia al PAN, antes que cederle la gubernatura a Morena, y así impedir que se  fortaleciera Andrés Manuel López Obrador. Quien es hoy más que nunca su más temible coco.

[email protected]

*El autor es Licenciado en Derecho por la UNAM, Diplomado en Prevención del Delito por la Universidad de Chile, Locutor, y Presidente de la Asociación Civil “Estrategia 20-21”.