TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano.

“Pase a ver a la mujer que por una maldición de su madre se convirtió en mitad serpiente y mitad mujer”. Así anunciaba la envolvente voz, una triste y desgarradora historia; por demás increíble, que atraía a pequeños y grandes para ver el prodigio derivado del desamor o la ofensa.

Era la Feria de Todos Santos de mi ciudad, así se llamaba entonces, yo tenía escasos siete años y el espacio que hoy ocupa casa de la cultura y el palacio legislativo, me parecía enorme. También estaba otra mujer que de igual forma había sido maldecida, solo que esa se convirtió en caimán. Y qué decir de Pancho, el niño mas valiente del mundo que jugaba con animales ponzoñosos y los mostraba al público, “levanta al apalcuate para que lo vean Pancho”.

Lo que mas me sorprendió fue ver al hombre sin cabeza, misma que descansaba en una pequeña base, muy cerca del cuerpo. La casa del terror, era otro lugar que imponía, en ella se encontraban anunciados los monstruos ya conocidos. El recorrido era a pie y a medio camino una especie de gorila que estaba en una jaula, escapaba y nos perseguía, más de alguno, además de revolcado, salía mojado. Éramos niños y nada nos preocupaba, la caminata desde nuestras casas a la feria, se nos hacía corta por la amena charla.

En el modesto teatro de antaño, conocí entre otros, al maestro Manuel Luna y su ballet folclórico, el de Villa de Álvarez, así mismo, al maestro Salvador Dávila Esquivel, quien, junto con su familia paterna, formaron el ballet folclórico Tzome.  Era motivante disfrutar de sana y gratuita diversión, eso nos entretenía mas que el televisor.

“Son para la broma, para la vacilada, chicles con chile y cigarrós con trueno”, anunciaba un hombre de baja estatura, hábil en el manejo de los trucos de magia que ofertaba. Así también era la magia de aquella atmosfera sin igual, llena de gente de todas las edades que acudía a la gran fiesta; “pásele, páseleeeeee! Que le damos”.

En mi época, para elegir a la Reina de la feria se hacía mediante computo y con la participación de personal bancario y un notario que contara los ingresos y diera fe de lo obtenido, respectivamente. Raúl Cortés Castañeda, Jorge Assam y Jaime Morales Fernández, ciudadanos honorables y caritativos, eran por recordar tan solo a algunos, de aquellos que representaban a los comités pro Reina.

Una discreta y sana resistencia se dejó sentir cuando el Lic. Arturo Noriega Pizano, siendo gobernador de nuestro estado, dispuso que la feria cambiara de domicilio. Era “Lejísimos”, “Quien va a ir hasta allá”, etc. Las reacciones adversas no fueron suficientes y finalmente, la fiesta de mi pueblo se trasladó

a la estancia, que es en donde hoy permanece.  Por cierto, es hasta el mandato del Lic. Carlos de la Madrid Virgen, cuando la feria cambia a Instituto de Fomento de Ferias y Exposiciones de Colima. Siendo su primer titular el señor Emigdio Salgado Mares, cuyo nombre fue asignado al teatro del pueblo conocido anteriormente como Concha Acústica. Esta historia, continuará

ABUELITAS:

Ojalá que las casi doscientas concesiones de taxi que van a entregarse, sean para gente que se las gane limpiamente como anunció el señor Chávez Ríos. Muchos hombres tienen años como choferes del “patrón”, y sin duda, se han hecho merecedores de una oportunidad. Mas importante aún, que quienes se encargan de dar fe de su antigüedad, sean personas honorables y de buenas costumbres. Felicidades a quienes suman por el bien de Colima. Es cuanto.