TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

Con el fin de contribuir en la economía familiar, mi madre le rentaba un modesto espacio a un buen hombre de oficio sastre, para ello dividió la sala de nuestra casa, era amplia.  Margarito, hombre de campo y recién casado, decidió probar suerte en la ciudad y pronto su fama de sastre responsable y bien hecho, le generó buenos dividendos.

Por esa época, Don Carlos Naranjo Villalobos (q.e.p.d.) tenía su sastrería por La calle Gregorio Torres Quintero, cruce con Gildardo Gómez  en el centro de nuestra ciudad y a la par, dirigía la orquesta que él había fundado.

Bajito, delgado, ligeramente encorvado y de cabello completamente blanco, usaba mocasines de tela, recuerdo bien; proyectaba ser una persona de carácter duro. También conocí a tres de sus hijos, ignoro si tenía más, José Armando, (q.e.p.d.) Carlos y Horacio de apellidos Naranjo Garibay.  José cantaba, muy bien por cierto,  y al igual que Horacio eran parte de la Orquesta de Don Carlos. Nunca he sabido si Carlos hijo formó parte de la familia musical.

Conocí y traté a Don Carlos porque siendo niño me ganaba unas buenas monedas haciendo mandados a la gente del barrio, todos eran de confianza y en colima vivíamos de una manera diferente.

Margarito le maquilaba a Don Carlos y yo llevaba los pantalones y otras prendas de un domicilio a otro. “Qué pasó Güero”, me saludaba, yo le respondía, buenas tardes Don Carlos, dice Margarito que aquí le manda. Él se concretaba a escudriñar el trabajo realizado y solo me agradecía con un “güero, vete con cuidado, le dices que gracias y que allá paso”.

Al margen de la diferencia de edades, tuve el privilegio de tratarlos a todos y de manera especial al maestro Horacio por mi desempeño como conductor de eventos de diversa índole y porque fuimos vecinos por muchos años. Así lo saludé siempre, maestro, él se reía porque no le gustaban los calificativos que ensalzaran su personalidad. Enérgico en su trabajo y sencillo en su trato, comprometido y responsable como un profesional destacado, amaba la música.

En el 2018 el congreso estatal le hizo entrega de un merecido reconocimiento por su importante trayectoria, misma que le permitió ser formador de muchas generaciones de músicos sobresalientes.

Ante la ausencia física de Don Carlos, el maestro Horacio se hizo cargo de la orquesta como director, siendo el alma de las tertulias, bailes de coronación y religiosos, graduaciones, recibimientos taurinos, visitas presidenciales, etc. En cada una de sus presentaciones, la concurrencia local y nacional, vibraba al compás de  magistrales interpretaciones.  “Tita cuando tú me llamas siento cosquillitas en mi corazón. Sabes que te quiero mucho, que te pienso tanto que sueño en tu amor”…

El miércoles 20 por la mañana, la triste noticia sacudió las redes sociales, todos querían ser el primero en compartir la noticia y con ella, un reconocimiento al maestro Horacio el Colorado Naranjo, quien falleciera en la madrugada de ese mismo día. Su trompeta enmudeció para siempre y con ella, una página en la historia no solo de la música, sino de nuestro Colima.

Expreso mis afectuosas condolencias a todos los miembros de su familia, lo vamos a extrañar maestro; ¡Señoras y señores, desde Colima para el mundo, la mejor orquesta, la de Horacio, el Colorado Naranjo¡ es cuanto.