TAREA POÍTICA

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CON SUS PROPIAS UÑAS

Por José Luís Santana Ochoa

Deben rascarse en adelante los gobernadores de los estados para lidiar contra la impunidad, la corrupción y la violencia, pues si saben contar, no deben escapar a su atención ni suponer que ” vendrán otras instancias como las Fuerzas Armadas y la Policía Federal para relevarlos de la tarea que es propia, en algunos casos, de los estados”, paradas que les aclaró con puntualidad el presidente Peña en la reciente Reunión Ordinaria del Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP), celebrada en la residencia oficial de “Los Pinos”, garantizándoles que su administración “no bajará la guardia”.

“Es claro que tenemos que hacer mucho más y que implica un proceso, un compromiso, pero también implica una responsabilidad de todos. Muy bien lo dijo el señor gobernador de Morelos: aquí no pueden caber excusas ni disculpas; ni suponer que alguien venga al relevo de la responsabilidad que cada orden de gobierno puntualmente tiene”, les recetó Enrique Peña a los colegas de Mario Anguiano Moreno que deben ya ponerse serios y aplicarse a fondo a resolverle a la sociedad los graves problemas que la aquejan, en lugar de seguir nadando de a muertito como lo hicieron en el gobierno del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa a quien el retorno del nuevo viejo PRI al poder le ha dado la razón, sin que lo festine, les haga “ liro, liro” , ni les restregué en sus caras el clásico “se lo dije”.

Acierta Peña al reconocer que las capacidades del crimen organizado “son otras, mayores, sofisticadas y, en consecuencia, el Estado mexicano debe tener mayor capacidad para hacerle frente a la delincuencia”; también, cuando manifiesta que en el pasado se pensó que sólo con la certificación de policías sería suficiente, “y está muy claro que no”, pues según le informaron, en los crímenes cometidos en Iguala, a donde MAM quiere que vayan quienes comentan sobre la violencia imperante en Colima, “un alto porcentaje de su policía estaba certificada en el tema de confianza y, sin embargo, ahí están los resultados, los muy lamentables hechos de Iguala.”

Verdad es que, más que “reflexiones, buena retórica, buenos discursos, buenas reflexiones”, lo que los mexicanos quieren es que los responsables de darles seguridad y procurarles justicia, hagan con eficiencia y oportunidad su tarea sin pasarse la bolita entre los tres niveles de gobierno alegando esferas de competencia cuando el problema central es su falta de compromiso con la sociedad. Bienvenidos sean el mando único policial y las policías estatales que los mimos gobernadores priistas que ahora respaldan sin condiciones, le rechazaron al ex presidente Calderón Hinojosa por mero afán gallego y para mantener el control directo y personal de sus propias plazas delincuenciales. Ojalá también lleguen aparejadas de las políticas públicas de prevención social y combate a combatir la corrupción imperante y sus derivados en todos los ámbitos.

Para el gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido, existe una profunda crisis del Estado Mexicano en materia de seguridad, procuración e impartición de justicia, que se manifiesta dramáticamente en el caso de Iguala, en el ajusticiamiento en San Fernando de migrantes, en los hechos últimos de La Ruana y en las expresiones como la de Tlatlaya, por lo que, desde su perspectiva, “ha llegado el momento de asumir con valentía y responsabilidad una modificación de la estrategia. Ha llegado el momento de darle su lugar que deben tener las Fuerzas Armadas en materia de Seguridad Nacional y no en funciones de seguridad pública. Ellos no son la policía. La policía es responsabilidad nuestra, señor Presidente, y de los 32 representantes de las entidades federativas, como gobernadores, con la legitimidad de haber sido electos como tales. Es nuestra responsabilidad.”, postura y discurso que llegan después del sexenio calderonista en el que sus opositores le sabotearon su lucha contra la violencia desatada por la delincuencia organizada sin más argumentos los intereses políticos prevalecieron sobre de ello le reconoció la razón Enrique Peña. Así el escenario, los gobernadores ya saben que deberán rascarse con sus propias uñas y sólo esperar auxilio Federal en situaciones extraordinarias.