Silencio

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Por Antonio Valdés Mejía

Imagina la vida sin teléfonos celulares, WiFi, GPS, Bluetooth, Hornos de microondas o Internet. Así es en Green Bank, un pequeño pueblo de West Virginia, conocido como «el pueblo más silencioso de Estados Unidos». Allí también se encuentra un observatorio con el radiotelescopio dirigible más grande del mundo.

Este extremadamente sensible telescopio necesita «silencio» para «escuchar» las ondas radiales que emiten naturalmente el movimiento de púlsares y galaxias en el espacio profundo. Este silencio intencional permite que los científicos oigan «la música de las esferas». También me recuerda nuestra necesidad de callarnos lo suficiente para escuchar a Aquel que creó el universo.

Dios se comunicó mediante el profeta Isaías con un pueblo descarriado y distraído: Isaías 55:3 dice: «Inclinen sus oídos, y vengan a mí; escuchen y vivirán. Yo haré con ustedes un pacto eterno, que es el de mí invariable misericordia por ustedes.». Dios promete amor fiel a todos los que lo busquen y acudan a Él para que los perdone. Escuchamos intencionalmente a Dios al dejar nuestras distracciones para encontrarnos con Él leyendo sus escrituras y en oración. Dios no está distante. Anhela que nos hagamos tiempo para Él, de modo que pueda ser la prioridad en nuestra vida diaria y, luego, en la eternidad, pero en silencio.

Sabiendo que tu consejo nos dice: “el hombre prudente sabe guardar silencio ante mi voz” para que no sea nuestra suplica, oración u opinión sino la misma voz de Dios hablándonos en ese silencio como silbo apacible.

¡Nada es más importante que estar contigo! Ayúdame a estar en silencio ante ti hoy. ¿Por qué es tan vital en tu vida escuchar a Dios? ¿Cómo planeas dedicar tiempo en silencio?

¡Escuchemos el silencio, hoy!