PERGAMINO BALOMPÉDICO

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Fracaso de la selección olímpica

Por: Alex Berber

 

Para tener éxito en cualquier ámbito de la vida, lo primero que debes tener es confianza en ti mismo. La selección olímpica de futbol varonil nunca tuvo dicha confianza, tampoco un entrenador con trayectoria y bagaje táctico a sus espaldas, menos futbolistas con un verdadero nivel competitivo, o la mentalidad ganadora que le ha hecho falta a toda la delegación mexicana en los Juegos Olímpicos.

Cuatro años después de que Luis Fernando Tena llevara al oro a una gran camada de jugadores mexicanos, los defensores del título en el balompié varonil de la Olimpiada, nunca establecieron las condiciones para dejarse sentir nuevamente como una potencia.

En categorías menores, es cada vez más complicado tener un trabajo continuo, que te asegure éxitos cada cuatro años, ya sea en Mundiales sub-20 o en competencias destinadas a jugadores menores de 23 años, como es el caso de los Juegos Olímpicos. En este 2016 se optó por llevar nuevamente como refuerzo a Oribe Peralta, quien se lesionó, aunado al hecho de que la fractura de Pizarro dejó a la oncena olímpica sin uno de sus mejores jóvenes en la cancha.

México había hecho lo justo ante Alemania para empatar. Aunque por momentos los teutones habían colmado el arco tricolor de llegadas de peligro, los números no habían sido nada malos empatando ante un conjunto europeo que ya muestra la mezcla racial que distingue a las selecciones del viejo continente en este nuevo siglo. Ante Fiyi, la selección mexicana ofreció su peor papel, y no solamente por la pérdida de dos de sus figuras por lesión. Los cinco goles en la segunda mitad no ocultaron el hecho de que en el primer tiempo, el partido se había tornado realmente complicado para los mexicanos, ante una escuadra a la que los coreanos le habían endilgado ocho goles.

Lo peor estaba por venir. Con dos lesiones importantes, Corea del Sur mostró por qué tiene tiempo siendo el país asiático que mejor maneja sus fuerzas básicas, y con un esquema sólido, nada espectacular, anotó un gol que fue suficiente para ganar y eliminar a unos mexicanos sumamente chatos en la ofensiva y en nivel de juego en general.

Fue una manera indigna de despedirse de un torneo olímpico en el que la presión era demasiado grande. Volver a ganar el oro olímpico requería realmente un trabajo previo de cuatro años, y dado que en la Federación Mexicana de Futbol no son muy eficientes en eso de llevar procesos, no sorprende que los sub-23 se hayan quedado en el intento.

Muy pocos clubes en México se preocupan por invertir una proporción alta de su manejo financiero en las fuerzas básicas. La Federación, escudándose en el oro de hace cuatro años, contribuyó con su descuido al gran fracaso olímpico de este 2016. Ahora han vuelto a la realidad. Ya no son más los campeones olímpicos. Ese logro volvió a estar fuera del radar.