Pergamino Balompédico

0

*El ridículo y el abismo

Alex Carbajal Berber|ULTRAMEDIA

  • La selección mexicana ha tocado fondo. Los partidos ante Panamá en el Azteca y el cierre del hexagonal en Costa Rica serán un calvario para los dueños de las televisoras que dependen de la asistencia del equipo mexicano al Mundial para vislumbrar ganancias en la Copa del Mundo, y para los patrocinadores que han desembolsado en este proceso mundialista tanta o más plata como si fueran sponsors de Brasil o Italia.

Chepo de la Torre terminó por demostrar su infinita incapacidad táctica. Además de ser un pésimo gestor en los casos de Memo Ochoa y Carlos Vela, el cuadro mexicano deambuló como alma en pena por el hexagonal, humillado y arrastrado por cuadros que provienen de ligas futbolísticas sumamente inferiores, y ultrajado por la potencia renovada de nuestra zona, Estados Unidos.

Como medida emergente, Víctor Manuel Vucetich llega al cargo para los próximos dos partidos, y si se llegara a acceder al repechaje contra Nueva Zelanda, serían cuatro. No es el técnico ideal, pero es lo que hay. Y cuando hay hambre hasta la sopa fría sabe a estofado.

“Vuce”, quien ha fracasado con Monterrey en los torneos internacionales que ha disputado, ahora pretende apaciguar el caldero. No será fácil, y tampoco es previsible un esquema futbolístico atractivo, pues el multiganador de títulos tira del barco con bastante mezquindad, cuando se trata de sentarse en el banquillo. Claro que ahora es tiempo de que los resultadistas ejerzan; la asistencia a la Copa del Mundo la agradecerán los verdaderos beneficiados, aunque se consiga con los once jugadores colgados del travesaño.

Si hablásemos de un ideal, por las circunstancias de exigencia mental y anímica, del bombo de candidatos al banquillo hubiera sido conveniente contratar a Tomás Boy. Pero la elección de Vucetich es más “políticamente correcta”, menos revolucionaria, menos aventurada. México apostará a defenderse y encajar un gol seguramente de contra en el Azteca. Ya no se le pueden pedir peras al olmo. El objetivo es no perder, pues en una circunstancia adversa, los costarricenses estarán gustosos de eliminar a México del Mundial de manera irreversible, recordando que son el primer gran rival histórico de la Concacaf.

Las veladoras estarán puestas para un país tan jodido que tiene sus alegrías puestas en el futbol y en la idolatría hacia sus balompedistas. Que se agarren todos: si México no va al Mundial, la gente no tendrá la histórica excusa gigante para no voltear a ver la realidad. Este panorama excede los 900 millones de dólares que –se estima- están en juego para las televisoras y los patrocinadores del evento.