Paz y tranquilidad

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LA AUTOPSIA

Por: André Marín

Con el pase a semifinales de la Copa Confederaciones, las cosas se ponen cómodas para el técnico nacional. Se le empató al campeón de Europa y se le ganó a Nueva Zelanda y Rusia, dos equipos que están por debajo del nivel de futbolistas que tiene México en este momento.

La pasada fue una semana complicada para Osorio, porque pasó de la alegría por empatar con Portugal a la decepción generalizada, pese a haber derrotado al campeón de Oceanía.

Sus rotaciones y cambios de alineación generaron muchísimas críticas y comentarios en el medio y varios exseleccionadores nacionales se le fueron con todo.

Tendrá varios días para preparar, en Sochi, la semifinal y sabe perfectamente que, pase lo que pase, el haber avanzado de ronda ya es un éxito que le calman las cosas.

Nunca ha estado en riesgo su puesto, soy un convencido de que el día que ganó en Columbus selló su pasaporte para llegar al Mundial.

La presión era mucha, a tal grado que perdió totalmente los papeles al insultar al cuerpo técnico de la selección de Nueva Zelanda. Estaba muy tenso.

La victoria ante Rusia libera de muchas cosas al entrenador. Tendrá un año tranquilo para preparar la Copa del Mundo, luego de haber clasificado en una Concacaf más débil que nunca.

Esta Selección Mexicana no juega tan bien al futbol como otras que recientemente trabajaron con otros técnicos, pero este equipo sabe ganar. Gana partidos y eso es muy importante, porque acostumbrarse a hacerlo siempre ha sido una tarea pendiente del balompié mexicano.

Sus formas podrán gustar o no, sus rotaciones serán siempre criticables, pero es un hecho que cuando Memo Cantú lo contrató sabía perfectamente cómo trabajaba y pensó que él sería el bueno, luego de la extraña salida de Miguel Herrera del equipo tricolor.

Pasar a semifinales en la Confederaciones le da paz y tranquilidad al trabajo de un colombiano que ha entregado buenos resultados, pero que sigue cargando con el histórico siete a cero de los chilenos en la Copa América.

Se vienen las semifinales de una competencia oficial que no es tan importante como nos quieren hacer creer, sino que es un típico torneo-negocio de la FIFA para calentar a la gente de cara al máximo evento.

Desde el sábado por la noche, el señor Osorio duerme más tranquilo. Viene la semifinal, otro partido el fin de semana y luego a tragarnos un concacafkiano torneo en Estados Unidos.

De Juan Carlos Osorio sólo sabremos hasta la Copa del Mundo si valió la pena traerlo o si pasó lo mismo de siempre.

Por lo pronto, paz y tranquilidad.

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