PARACAÍDAS

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Díptico partidista: PRI versus PRI, PAN versus PAN

Por: Rogelio Guedea

Considerando que la izquierda agoniza en Colima (aún con la esperanza que tiene puesta Morena en su candidato López Obrador para 2018), a nuestra entidad la capitanean de facto sólo dos partidos políticos: PRI y PAN, el primero con sus consabidos cortesanos (Nueva Alianza, Verde Ecologista y PT) y el segundo por la vía libre. ¿Pero cuál es la situación de cada uno de ellos al día de hoy?
Empecemos por el que más expectativas (y sorpresas) generó en las elecciones pasadas: el PAN. Partido ahora fragmentado en muchos partiditos, el PAN me recuerda los patrones que siempre han seguido aquellos que han escapado de la cárcel y que han conseguido, por fin, su libertad. En todos los casos que he visto, los reclusos luchan por escaparse de la cárcel y una vez que lo logran se empachan tanto de libertad que terminan cometiendo un error tan novato que los vuelve a poner tras las rejas. Por ejemplo, en uno de los casos, los tres reclusos fugados se sintieron tan seguros que esa misma noche bebieron hasta perder la cabeza, lo que los hizo cometer estropicios que alertaron a la policía y que, finalmente, acabó por llevarlos de regreso al lugar de donde con tanto sacrificio habían conseguido escapar. Al PAN en Colima le ha pasado un poco lo mismo: no sabiendo qué hacer con el triunfo de las elecciones pasadas, empezó a cometer una serie de errores que, eventualmente, podrían poner en riesgo incluso su permanencia en el poder para 2018. Han delirado tanto muchos de sus actores políticos que hasta quieren linchar a su activo más rentable y combativo: Jorge Luis Preciado, inventándole agravios que en realidad han sido poderosos dividendos. Liderazgos menores se han creído, con la llegada al poder,
mayores y los mayores (como el caso del propio Preciado Rodríguez o el de Martha Sosa) están terminando saboteados. El PAN tiene que terminar su borrachera y ponerse a pensar sobriamente, antes de que el PRI lo eche a patadas de esa fiesta que los albiazules creen interminable.

El caso del PRI no es menos genuino:  desacreditado como está ante una sociedad que ya no le cree ni las más rotundas verdades, el PRI pretende renovarse con un nuevo discurso que está muy lejos de concretarse en hechos tangibles pues cuándo se ha visto que se pueda hacer una tortilla diferente con la misma (expirada) harina. El PRI maquilla su rostro, no lo renueva, de ahí que el mandatario estatal Nacho Peralta no haya podido generar un cambio de percepción real en la sociedad que gobierna. La falta de creencia en el mandatario tiene que ver precisamente con esto: una lucha entre un grupo de viejos políticos de reconocido descrédito social (ponga aquí el lector los consabidos nombres) en pugna con una nueva camada de políticos-funcionarios jóvenes con una visión distinta del quehacer público, de la realidad e incluso del futuro. Poner, por ejemplo, en un mismo gabinete a un Arnoldo Ochoa con un Carlos Noriega no es, en realidad, poner a dialogar experiencia con ímpetu juvenil sino a un viejo PRI (arbitrario, intolerante, etcétera) con un nuevo PRI (más plural y más democrático). ¿Por qué haber generado el mandatario este tirón de fuerzas contrarias cuando pudo haber creado, sin tanta habilidad política, las condiciones para que la vieja generación, al fin ya de sobra beneficiada de las arcas públicas, cediera paso a la nueva? No lo sé, pero lo que sí sé es que los ataques hacia una y otra generación no son más que la ya clásica guerra entre lo que se resiste a cambiar y lo que no puede evitar su transformación.

Como el breve espacio que deben ocupar estas reflexiones me apura, no me resta más que dar una conclusión de todo esto: los peores enemigos de estos dos partidos políticos, como se puede ver, están dentro de sus propias filas. La bomba que podría destruirlos la crearon ellos mismos y ellos, de no redirigir el rumbo, la podrían accionar para su sola destrucción. No es el PAN el enemigo del PRI ni viceversa: es el PAN el enemigo de sí mismo, como lo es también, de sí mismo, el PRI.

Ya veremos cuál de los dos se suicida primero.