NIÑOS Y NIÑAS CON CÁNCER, GRAN LECCIÓN DE VIDA

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La Panga

Por: Mayahuel Hurtado Ortiz

Hace 21 años tuve la oportunidad de conocer a través de una asociación de apoyo a niños con cáncer, en la ciudad de Guadalajara, a un ángel, una niña maravillosa, su nombre era Elena, tenía 8 años y padecía leucemia.
Recuerdo que ingresé como voluntaria y meses después decidí ser su madrina dentro de un programa que no sólo tenía que apoyar económicamente, sino que además debía ayudar con sus cuidados, con ciertas actividades y darle un rato de esparcimiento. Ella venía de una familia de condición muy humilde y tenía cinco hermanos, sus padres no podían sostener el tratamiento de su enfermedad, el papá era obrero de la siderúrgica y la madre planchaba ropa.

Elena era una apasionada de la lectura, le gustaba recitar y escribir historias mágicas en donde no había espacio para hablar de enfermedades.
Los medicamentos la hacían subir de peso, el aspecto de su piel en algunas partes era amoratada, tenía escaso cabello, marcadas ojeras y recaí en cama por el tratamiento. Pero había algo dentro de ella que la sobreponía una y otra vez a la enfermedad, era la forma en que veía la vida, siempre pensando en avanzar con las tareas de la escuela, con escribir, compartir sonrisas y abrazos. 

Recuerdo que me decía que le gustaba mucho mi cabellera larga y que su cabello no había sido muy bueno; un día llegó una asociación extranjera dedicada a hacer pelucas oncológicas para quienes consiguieran donantes y no lo pensé dos veces, me corté el pelo para que ella pudiera volver a sonreír y a sentir esa parte femenina y coqueta que toda niña de su edad tiene, finalmente mi cabello crecería. Su vida cambió y yo recuerdo haberla acompañado cerca de dos años, hasta que un día recibí la noticia lamentable de que a pesar de su fuerza y alegría, el cáncer finalmente la había vencido.

Otro ángel que conocí hace ocho años aproximadamente como maestra de español, era una adolescente de nombre Valeria, la cual cursaba la educación secundaria en una escuela privada de Manzanillo. Esta valiente jovencita padecía cáncer linfático, el más agresivo de todos. Sin embargo, Valeria no temía a la enfermedad y se sobreponía, llegaba a la escuela, participaba en clase, realizaba sus trabajos y debo decirlo, se esmeraba por ser la mejor. En las exposiciones era muy profesional y cuidaba minuciosamente los detalles. Tenía un gusto especial por el chocolate y detalló a sus compañeros la historia e importancia de éste y en dicha exposición dio una degustación.

Algunos días en la escuela, y la mayoría en el hospital, Valeria era muy exigente consigo misma y me pedía que a través del correo electrónico le enviara los temas, las tareas y los exámenes, ya que ella pedía la oportunidad para demostrar sus conocimientos y obtener las mejores notas y así fue, entregaba impecables trabajos y era tan respetuosa, que en el hospital había quien le practicaba el examen que le enviaba. Siempre sonreía, sus compañeras y compañeros la amaban y veían en ella un modelo de perseverancia. Tiempo después, el cáncer arrancó sus esperanzas de vida.

Se preguntará usted, amable lector, lectora, por qué le comento estas dos experiencias, la respuesta es porque en el marco del festejo del Día del Niño es muy importante para mí reconocer a todos aquellos niños, niñas y adolescentes que enfrentan una enfermedad tan terrible como es el cáncer, donde por más ganas que tienen de vivir, estudiar y sonreír, en un instante sus vidas terminan y dejan dolor entre sus seres queridos, pero además grandes enseñanzas.

Lo mismo ocurre para los niños que padecen alguna enfermedad que compromete su salud y no les permite llevar una vida normal; durante su etapa de crecimiento buscan de una forma u otra mantenerse en pie y no derrotarse ante el dolor; niños con sida, diabetes, insuficiencia renal, daño hepático, problemas agudos de intestino, respiratorios, cardiacos y pulmonares, entre cientos de enfermedades.

También vienen a mi mente los niños con autismo, síndrome down, parálisis cerebral, parálisis motriz, trastorno de déficit de atención con hiperactividad, trastornos depresivos y otros padecimientos más, que nos enseñan a través de estos ángeles que siempre se puede seguir adelante cuando hay ganas de vivir.

A todos ellos, mi reconocimiento, admiración y respeto, y desearles de corazón tengan una celebración del Día del Niño inolvidable, pero sobre todo que Dios les regale salud y felicidad.

LOS REMOS DE LA PANGA:

REMAZO: Destacado el trabajo que realiza la Secretaría de Educación al apoyar a niños y adolescentes que son pacientes del Instituto Estatal de Cancerología; ya que existe un programa de apoyo para los alumnos que a causa de esa terrible enfermedad no acuden a la escuela. El programa “Apoyo a la Educación Básica en hospitales” está integrado por una plantilla de maestras, psicólogas educativas y directora, lo que permite tener una mayor vinculación con los maestros de las escuelas. De esta forma los alumnos pueden seguir con sus tratamientos y dedicar tiempo a sus estudios. Un acierto más del gobierno que encabeza Ignacio Peralta.

REMO: Hoy a las 11:00 horas se realiza en el Recinto Oficial Legislativo la Vigésima Sesión del Congreso Infantil “Diputadas y Diputados, Gobernador (a) y Presidente (a) del Supremo Tribunal por un día”. Esperemos que los discursos y participaciones de los niños sean valorados por los legisladores, clase política y todos los presentes, incluidos los padres de familia, y tomen nota para edificar un mejor Colima, el que los niños plantean para estudiar, recrearse y ser buenos ciudadanos.