Migrantes mayas son marginados dentro y fuera de su país: Experta

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*Adriana Cruz expuso su proyecto de investigación como parte del seminario académico “Tejiendo redes para el conocimiento”, del CUIS.

Redacción|CN COLIMANOTICIAS

Colima, Col.-   “Los grupos migrantes indígenas no sólo sufren violencia en sus lugares de origen al no contar con los servicios básicos de vivienda y de salud, sino que además en su proceso de migración se incorporan a modelos de violencia que hay en los lugares a donde llegan”, expuso Adriana Cruz Manjarrez, investigadora del Centro Universitario Investigaciones Sociales (CUIS) de la Universidad de Colima durante la presentación del proyecto “Redes, familia y migración transnacional”.

Como parte del seminario académico “Tejiendo redes para el conocimiento” que realiza este centro universitario, la investigadora presentó los resultados de su investigación sobre la migración maya yucateca hacia la bahía de San Francisco, California. En su ponencia, Cruz Manjarrez dijo que el objetivo de este trabajo es comprender la relación entre migración, violencia y salud de personas de origen maya-yucateco.

“En su mayoría tenemos familia separadas, no por la reforma migratoria de Donald Trump sino por las que se hicieron durante la administración de Obama. También tenemos una formación de familias, donde ya hay nacidos en Estados Unidos y una complejidad de relaciones familiares”, dijo.

Cruz Manjarrez enfatizó que las familias de origen indígena son violentadas, tanto en su territorio como en el de su destino: “El hecho de que estas comunidades tengan que salir de sus lugares es una violencia estructural y un proceso histórico, porque desde la colonia les han arrebatado todo. Además, su nuevo estatus migratorio las hace más propensas a la explotación laboral, así como a la violencia racial preestablecida”, agregó.

De acuerdo con la investigadora, se reportó un número mayor de depresión, cáncer cervicouterino, golpes y abuso de alcohol originado por la violencia conyugal. En el caso de los hombres, también se presentan casos de cáncer y violencia racial en las calles; “a algunos los balacearon, consumen alcohol y sustancias tóxicas porque se sienten más libres que en su lugar de origen”, comentó.

Expuso que los migrantes no sólo se enfrentan a la falta de atención médica, pues son pocos los empleadores que les ofrecen servicio de salud, sino que también “hay un discurso de que no tienen derechos, aunque forman parte de la sociedad que produce la riqueza de ese país”.

Afortunadamente, agregó, existe una red de asociaciones que les brindan atención de salud, jurídica e incluso capacitación para que puedan solicitar empleo. Además, continuó, “las mujeres tienden a utilizar sus redes: hermanas y amigas, quienes les dicen dónde las pueden ayudar; en cambio, los hombres no”.

Una situación que llamó la atención de la investigadora, es que muchas de esas mujeres no quieren regresar a México porque sienten que hay más justicia en los Estados Unidos que en sus pueblos. En el caso de los hombres, aunque necesiten regresar a su lugar de origen por motivos de salud, sus familias les piden que se queden, “y no porque no hay servicio médico, sino porque quieren que les siga mandando dinero; entonces se convierten en una máquina de hacer dinero”, dijo.

Finalmente, Adriana Cruz Manjarrez compartió que ser migrante e indígena tiene implícito que “no merecen atención en ningún lado, nadie se duele porque tengan que salir de sus países en busca de un mejor empleo, y no son ciudadanos de ningún lado; por el contrario, son ilegales, criminales”.